Ildefonso Apelanz (MS, MA, PHD/ABD) – Proyectar Nación – Revista con Efecto – 18 de Abril de 2016.

La columna de hoy tiene al menos dos objetivos importantes. Por un lado presentará cierta información en relación al fútbol femenino en los Estados Unidos y su posible repercusión en el ambiente normativo del fútbol masculino. Por otro lado, el análisis no se pronunciará en los fueros de la objetividad, sino que se instalará como una crítica con subjetividad. Este acercamiento particular, este poner el hombro, el cuerpo, este aguante a los desafíos y obstáculos que tiene el fútbol femenino, desde lo local hasta lo trasnacional, no puede trabajarse sin ponerlo todo. Esta columna tiene eso. Esta Revista tiene eso: la virtud de jugarse por un fútbol diferente y para tod@s. Desde esa noción, yo escribo creyendo que la objetividad no es necesariamente sinónimo de buen periodismo. Tal vez lo sea de un periodismo informativo y normativo, pero no de un trabajo que exprese no solo ese hecho en su relato sino también que tenga una agenda, una crítica para el cambio. El cambio es luchar por generar una concientización del fútbol para que se construya desde la igualdades y las oportunidades para tod@s. Esto no representa con exclusividad un espacio de género, pero es inevitable que hablemos de género en el fútbol cuando dentro de ese espacio se pueden examinar por medio del deporte desigualdades sociales que afectan a las mujeres de muchas maneras diferentes. Más aún, cuando hablamos de las mujeres, me refiero a un colectivo de personas cuya diversidad debe ser exaltada y problematizada de forma tal de comprender como el fútbol opera de modo alternativo dentro de las particularidades de cada mujer.
Habiendo presentado algunos aspectos importantes, y de alguna forma, de tendencias teóricas, nos adentramos al tema puntual.

En la última semana del mes de Marzo, las cinco mejores jugadoras del equipo nacional de fútbol femenino de los Estados Unidos presentó ante los tribunales de trabajo por medio de la Equal Employment Opportunity Commission (EEOC) –Comisión de Oportunidad e Igualdad en el Empleo– una querella demandando a la US Soccer Federation (USSF)–Federación de Fútbol de los Estados Unidos– por discriminación salarial equal pay for equal work –igualdad salarial por igual trabajo–. Las jugadoras Lloyd, Sauerbrunn, Morgan, Rapinoe, y Solo han tomado la decisión de llevar este caso a la justicia luego de que el constante maltrato institucional por parte de la USSF hacia las jugadoras de la selección se manifieste ya sin soluciones en lo económico. Es innecesario en este espacio recodarle al lector la cantidad de títulos logrados por este equipo de fútbol. Pero como muestra basta un botón, recalco que la final del mundial de futbol femenino del año pasado, jugado en superficies que la FIFA jamás hubiera avalado para los hombres, genero record de ratings en la televisión de los Estados Unidos, superando a la Copa de Brasil, incluyendo los partidos jugados por la selección mayor de dicho país. Es decir, el equipo femenino tiene tanto o mayor arrastre que el masculino.
Sin embargo, la mayoría de los medios periodísticos de los Estados Unidos y del mundo, incluyendo los argentinos, han informado de la noticia sin tomar partida de la seriedad y gravedad que significa la discriminación salarial en base al género. Los medios se han dedicado a informar con objetividad el tema. Esto es realmente preocupante porque tiene una doble lectura que también nos acerca a la Argentina. La primera es que la sociedad americana y la del mundo en general no ha tomado conciencia de esta problemática que no afecta solamente al futbol. Los reportes sobre la desigual en el salario de las mujeres por igual trabajo no es nuevo ni es noticia, sin embargo, esto queda como presentado como una noticia deportiva cuya repercusión laboral con relación a la desigualdad de genero esta desconectada de otras realidades que también afectan a la mujer, por el hecho de ser mujer. La otra lectura, tiene que ver con la noción de ser objetivo al momento de expresar una información aún cuando la misma retrate una injusticia social. Esto merece ser repudiado porque los medios no son objetivos y la subjetividad de estos demuestra los niveles de importancia y la jerarquía de ciertas noticias y de ciertos sujetos por sobre otras. En la Argentina la sección de Cancha Llena del Diario La Nación dedicó al tema solo una reimpresión en su versión digital que apareció sin nombre. Sin compromiso social…
Lo problemático es precisamente la falta de compromiso social no solo para mostrar solidaridad para con las jugadoras en el reclamo de algo justo, sino la falta de compromiso social a la igualdad entre los géneros. De la memoria colectiva normativa, ya ha quedado en el olvido el cartelito con la etiqueta #NiUnaMenos. La violencia no puede evaluarse solamente por medio del acto violento, sino que también debe hacer desde lo institucional y normativo. Es por eso que el análisis de este hecho es fundamental, porque pone en evidencia una violencia institucional que tiene también sus efectos.

Ni la FIFA ni la CONCACAF han salido a solidarizarse con este tema y es esta la verdadera articulación del desafío. Es más, la USSF ha demandado al equipo de fútbol de la selección de mujeres y dentro de la demanda el punto más importante esta relacionado con el derecho a huelga. Es así que la USSF esta impidiendo por medio de una contra-demanda que las jugadoras realicen una huelga por mejoras salariales durante los juegos olímpicos en Brasil 2016.
De esta forma, las jugadoras de fútbol de esta selección de mujeres han logrado algo que ni Maradona pudo concretar en su momento: un movimiento laboral local de repercusión internacional/transnacional. Si bien las condiciones legales y de legislación laboral son diferentes, las agrupaciones gremiales que representan los intereses de los jugadores masculinos y femeninos, no han pronunciado una palabra. Los medios sociales, vía Facebook y Twitter como las plataformas más utilizadas, han sido las que mayor repercusión le han dado al tema, y sin embargo esto no se ha infiltrado en el periodismo masivo. Tampoco hemos visto a los jugadores de la selección mayor masculina declarar públicamente su apoyo sus pares.
Pero, ¿y si ganan? Más allá de las criticas imperialistas hacia los Estados Unidos, y que personalmente puedo testificar, lo cierto es que la lección laboral viene del Norte. Por iniciativa de los Estados Unidos, la FIFA hoy esta en el ojo de la tormenta con presidente nuevo y muchos dirigentes procesados y encarcelados. Las constelaciones laborales en el fútbol femenino de ganar la batalla las mujeres americanas, podrían ser, al menos así lo deseamos, una puerta alternativa para generar estrategias de inclusión e igualdad y tal vez siva de ejemplo para que otras asociaciones articulen pasos similares.
En Argentina, donde las jugadoras Argentinas están segregadas al silencio militar de una organización hostil contra la mujer como la AFA, todavía queda mucho por recorrer. Digamos, por ejemplo, que Salvador Stumbo hace 22 años que esta al frente de la presidencia del Fútbol Femenino en la AFA. Las preguntas criticas deben hacerse: ¿Quién lo eligió? ¿Por qué tanto tiempo en la presidencia? ¿Qué significa una persona al mando de un sistema organizativo por tanto años? ¿Es posible que una mujer pueda este al frente del Fútbol Femenino? No se trata de poner en duda el trabajo de Stumbo, pero luego de leer la entrevista de Maria Laura Abbate en “SoloFutbolFemenino.com” publicada el pasado 24 de marzo, el ambiente del futbol femenino me genera dudas al respecto de si estas preguntas se formulan o no. Se informa, si. Pero no se critica. Se trabaja con objetividad, lo cual supone que al margen de algunos tropiezos, las mujeres están incluidas, representadas, escuchadas, aceptadas y reconocidas por su aporte al futbol y en el futbol argentino. No se trata de evaluar la capacidad periodística de la Señora Abbate, pero si se trata de generar un periodismo social y critico para evidenciar las injusticias de genero de manera tal de desmantelarlas.
Al lector, criticar no significa calificar negativamente; sino que infiere analizar la realidad que se informa y preguntarse que significado tiene esa realidad para las personas que la misma afecta. Es decir, ¿Cómo se oyen los reclamos de las jugadoras de nuestros clubes y de la selección? ¿O no hay reclamos por parte de las futbolistas argentinas? ¿Cómo se activan dentro de la AFA mecanismos más democráticos? ¿Qué opina la Asociación de Futbolistas Argentinos Agremiados del Fútbol Femenino? ¿Cómo profesionalizamos al fútbol de mujeres? ¿De que forma la dirigencia esta comprometida con las mujeres en el fútbol argentino?

Lo que yo me pregunto es lo siguiente, si el fútbol femenino tiene mas de 20 años, es posible que dicha historia se resume en estas pocas oraciones. ¿Qué representa para la AFA el fútbol femenino en nuestro país, si esta es la Historia Oficial de la mujer en el Fútbol?
Desde sus comienzos, el fútbol fue catalogado como un deporte puramente masculino debido a la brusquedad de su juego y a los requerimientos físicos para su buena dinámica.
A comienzos de la década del 90, el fútbol en Argentina dejó de ser materia exclusiva de los hombres. Las mujeres fueron ganando, de manera gradual y progresiva, su pequeña parcela en este terreno y se podría afirmar con seguridad que comenzaron a ser reconocidas e incorporadas definitivamente por el ambiente futbolístico.
El 27 de octubre de 1991 la Asociación del Fútbol Argentino organizó el primer Campeonato Femenino. El 15 de diciembre, disputadas 7 fechas, el Club River Plate se coronó ganador del certamen. Participaron, además, Boca Juniors, Excursionistas, Independiente, Yupanqui, Deportivo Español, Deportivo Laferrere y Sacachispas F.C. (AFA, énfasis agregado)[1].
Sinceramente creo, que el mensaje oficial tiene el mismo desprecio en Argentina que en Estados Unidos: solamente tres párrafos olvidados y sin actualizar.
Finalmente, es importante mencionar que utilizar el equipo de la Selección Femenina de los Estados Unidos como ejemplo, no se configura sin problemáticas ni contradicciones. La formación social de este equipo tiene que ser también examinada y tener en cuenta la falta de minorías, Latinas o Afro Americanas, o la falta de mujeres de clases bajas. Es decir, el análisis critico impone la intersección de raza y clase social. Más alla de eso, estas trabajadoras ganan, en relación, mas que todo el conjunto de jugadoras latinoamericanas y no tienen miedo de reclamar y quedar afuera de la selección o de sus clubes.
Una vez más los invito a debatir, ampliar, y/o aportar nuevas ideas/conceptos a lo que escribo con honestidad. Dejo así mis puertas abiertas para que este espacio invite a la reflexión, la colaboración y el debate. Quedo dispuesto a colaborar con mujeres y hombres para desarrollar esta temática con profundidad y respeto.
Hasta la próxima semana, que no sea nada, y a seguir pegando con efecto al ángulo, allá lejos donde tejen las arañas… Muchas Gracias.
[1] Pagina Web de la AFA link: http://www.afa.org.ar/index.php?option=com_content&view=article&id=8627&Itemid=235&lang=es