QUE SABEMOS SOBRE LA BASE ESPACIAL CHINA EN NEUQUÉN

Datos y reflexiones, por la Lic. Agostina Salman
Proyectar Nación.

En las últimas horas se difundió un extenso material que muestra imágenes del interior de la base espacial que el régimen chino opera en Bajada del Agrio, provincia de Neuquén. Hasta ese entonces era un lugar desconocido para todos los argentinos, aunque algunos pasemos por las rutas cercanas a la instalación.

El periodista Pablo Coppari compartió un registro por dentro de las instalaciones a las que accedió con la TV Pública. “Me quedé a dormir dentro de la estación, conocí a los cuatro ingenieros chinos que trabajan a diario ahí y a los responsables de la Conae que hacen uso de las instalaciones según el acuerdo”, comentó en su cuenta de X (ex Twitter). Gran parte de la población civil tampoco comprende por qué este equipo periodístico, en particular, pudo acceder. Quizás por la falta de información oficial.

Base china en Neuquén 20240405

Las imágenes muestran la actividad cotidiana de un grupo de ciudadanos chinos que viven en la estación espacial, cuya instalación desde un principio generó polémica, por las sospechas que hay sobre los reales objetivos de Xi Jinping para estar en esa zona estratégica.

La estación, presumiblemente destinada a fines científicos y de observación astronómica, es objeto de debate debido a la posibilidad de que se realicen operaciones de vigilancia militar o espionaje, contraviniendo los acuerdos establecidos.

En ese contexto, el Gobierno de Javier Milei está evaluando llevar a cabo una revisión técnica de las instalaciones, cuyo análisis busca confirmar el cumplimiento de los términos del contrato firmado entre Argentina y China, que estipula que un 10% de los recursos de la base deben ser utilizados por el país sudamericano.

La instalación, que ocupa aproximadamente 200 hectáreas, fue concedida a China por 50 años y comenzó a construirse en 2014 bajo el mandato de Cristina Fernández de Kirchner.

A partir de nuestras investigaciones y la información disponible, el 20 de julio de 2012, la Agencia Estatal China de Lanzamiento, Seguimiento y Control General de Satélites (CLTC, por sus siglas en inglés), firmó un acuerdo con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), el organismo argentino con competencia en esta temática, para establecer las condiciones que rigen para la implementación de instalaciones “de seguimiento terrestre, comando y adquisición de datos, incluida una antena para investigación del espacio lejano en la provincia de Neuquén”.

Polémica por la base China en Argentina

Cinco meses después se firmó un segundo acuerdo. En este caso, lo firmaron la CLTC, la CONAE y la provincia de Neuquén, con el mismo fin. En 2014 se aprobó otro acuerdo de cooperación. En este caso fue directamente un acuerdo entre los 2 gobiernos, el argentino, con Cristina Fernández de Kirchner (Frente para la Victoria) como presidente, y el chino, con Xi Jinping como mandatario, para instrumentar los beneficios impositivos, aduaneros, migratorios y consulares de los acuerdos firmados en 2012.

Con media sanción del Congreso argentino, la ley entró en vigor, pero dejó algunos aspectos inconclusos:

  • Tanto la empresa constructora (China Harbour Engineering Company Ltd. -CHEC-) como la agencia que opere la base estarán eximidas de pagar el IVA, los derechos aduaneros y los impuestos internos, entre otros, por el tiempo que dure la concesión (50 años);
  • Los empleados de China que trabajen en Neuquén se regirán bajo la legislación de China;
  • Y el gobierno de ese país, “mantendrá indemne a la Argentina de toda obligación que surgiere de reclamos de cualquier naturaleza”.

En octubre de 2014, el Poder Ejecutivo de Neuquén adoptó una medida tributaria similar eximiendo a los agentes que operen en esa zona de pagar el Impuesto a los Sellos a través del Decreto 2.336/14. La exención abarca los contratos, no solo de personal sino de obras, empresas, etcétera.

La oposición cuestiona la iniciativa por tratarse de una “cesión de soberanía” e incluso se mostraron preocupados por el eventual uso militar del área. Bajo el sistema político de China, Xi no es sólo el presidente de China sino también el máximo líder del ejército.

Este es un punto clave para conocer, si se quiere entender. Cada año, China gasta más de un billón de yuanes en el ejército y en adquisiciones, que por razones de seguridad nacional no pueden revelarse en su totalidad. Las reiteradas faltas de transparencia fueron señaladas por muchos de los países miembros de Naciones Unidas y sus principales comisiones. Esta falta de confianza es agravada por el sistema centralizado de partido único de China y su gobierno de carácter militar y dictatorial. No sucede lo mismo con la presencia de la Unión Europea en el país, quizás, porque se cuenta con otras garantías y se manifiestan otros principios.

Deep Space 3 – Malargue es la antena más moderna para el seguimiento de misiones de exploración del espacio profundo de la Agencia Espacial Europea (ESA), y fue instalada en la provincia de Mendoza por acuerdo entre la Argentina y la ESA, mediante la cooperación espacial vigente entre la agencia europea y la CONAE.

La comunidad científica argentina dispone de tiempo de uso de la antena de exploración del espacio profundo DS3 para investigaciones en radioastronomía entre otras aplicaciones. Contar con estas capacidades instaladas en nuestro país significa el acceso al uso de tecnología de punta para investigaciones científicas.

Volviendo al gigante asiático, en julio pasado, entró en vigor en China una amplia ley de contraespionaje, que otorga a las autoridades mayor poder y alcance para realizar investigaciones. Poco después, el Ministerio de Seguridad del Estado de China animó públicamente a los ciudadanos a ayudarlos a combatir las actividades de espionaje.

Éstos intereses militares-estratégicos no coinciden con los de otros países, o presentan al menos una intimidación. Por ello siempre, una base china, en una ubicación geo-estratégica, sin un riguroso control compartido, significará una amenaza a la seguridad internacional.

Volviendo a la actualidad, el gobierno de Neuquén, liderado por Rolando “Rolo” Figueroa, manifestó su apoyo a una inspección nacional en la base espacial china, que forma parte de la red de estaciones de espacio profundo del régimen de Xi Jinping, junto con otras dos ubicadas en territorio chino.

Esta revisión se plantea en un momento de especial atención por parte del gobierno argentino hacia las operaciones y objetivos de dicha estación, ante comentarios del embajador estadounidense en Argentina, Marc Stanley, quien expresó su sorpresa por la operación de las Fuerzas Armadas chinas en Neuquén.

El Gobierno nacional asegura su intención de respetar el contrato firmado pero subraya la importancia de verificar lo acordado y requiere contar con las garantías de que allí no se realicen operaciones ilegales.

Horas antes del arribo a la Argentina de Laura Richardson, jefa del Comando Sur, el embajador de los Estados Unidos en la Argentina, Marc Stanley expuso sin matices esta preocupación de los EEUU por la base ubicada en Neuquén. “Me sorprende que la Argentina permita que las Fuerzas Armadas chinas operen en Neuquén, en secreto, haciendo quién sabe qué”, afirmó. Y agregó: “Tengo entendido que se trata de soldados del ejército chino que operan este telescopio espacial, no sé lo que hacen, creo que los argentinos tampoco lo saben, y deberían entender por qué los chinos están desplegados allí”.

Hay cierta realidad en algunos de los dichos: en la base no trabajan argentinos, sino chinos. Si la presencia de bases espaciales-científicas, o la explotación de recursos naturales, por supuesto realizandose en cumplimiento de las normas prestablecidas con su correspondiente supervisión, se traducen en capacitaciones y oportunidades de empleo para los argentinos, mejoras en las rutas y los caminos aledaños, y en consiguiente, una mejora en la calidad de vida de los ciudadanos, quizás estos planteos no ocurrirían, o no ocuparían el prime time periodístico.

La base, cuya existencia continua envuelta en un halo de misterio, ha sido cuestionada desde su concepción. La gestión de Mauricio Macri, en 2016, ratificó el acuerdo, buscando prohibir explícitamente el uso militar de la base.

A pesar de las visitas organizadas a la estación, incluyendo algunos diplomáticos de Estados Unidos en 2019, prevalecen dudas sobre los verdaderos fines de la presencia china en Neuquén.

La base espacial es una instalación rodeada de un secretismo absoluto y donde las sospechas están vinculadas con la posibilidad de que desde allí se realicen tareas que excedan la cuestión científica y la observación de la Luna y el espacio en general. En concreto, la inquietud está en saber si desde allí se realiza vigilancia militar, espionaje o actividades de ciberdefensa, que están expresamente vedadas en los acuerdos vigentes.

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