Lic. Macarena Acosta
Nagorno Karabaj es una región entre Armenia y Azerbaiyán cuyo nombre puede traducirse como “Jardín negro en las montañas”. De iure, pertenece a Azerbaiyán, pero de facto, está ocupada por Armenia. La comunidad armenia que ocupó la zona llevó adelante un referéndum en 1991, tras la disolución de la Unión Soviética, que resultó en una declaración de independencia y la instauración de la llamada República de Artsaj. Al día de la fecha, ningún Estado soberano miembro de las Naciones Unidas la reconoce. Pero esta declaración de independencia dio origen a hostilidades y eventualmente a una guerra entre Armenia y Azerbaiyán que duró hasta 1994.

En resumen, hasta ahora: Nagorno Karabaj es un territorio azerí, ocupado de facto por Armenia. Azerbaiyán reclama el territorio en base al principio de integridad territorial; la República de Artsaj reclama el principio de autodeterminación de los pueblos, resuelto con un referéndum. Azerbaiyán no reconoce tal referéndum ni tal principio porque el territorio fue ocupado de facto. No sé a ustedes, pero a mí el panorama me suena.
Actualmente, la autodenominada República de Artsaj, o República de Nagorno Karabaj, está constituida casi totalmente por armenios, y utiliza la moneda armenia, el dram. Aun así, todos los gobiernos armenios se han resistido a las presiones internas por unificar esta República con la propia, evitando el conflicto con Azerbaiyán y con la comunidad internacional, que siguen considerando al territorio como ocupado de facto pero legalmente azerí.
Luego del cese al fuego de 1994 y durante muchos años, se intentaron negociaciones de paz con poco o nulo éxito, ya que ninguna de las dos Naciones está dispuesta a cambiar su postura: Azerbaiyán reclama que se desmilitarice la zona, y que los “desplazados” retornen a su país de origen. Armenia se niega a reconocer que Nagorno Karabaj sea parte de Azerbaiyán, argumentando que declaró la independencia al mismo tiempo que éste, y por lo tanto es un país diferente. También insiste en que Artsaj sea incluido en las negociaciones, cosa que Azerbaiyán niega rotundamente ya que no reconoce la entidad ni autoridad alguna de Artsaj. El alto al fuego fue violado varias veces en los últimos 30 años, dejando muertes en ambos bandos.
La Guerra de los Cuatro Días
El enfrentamiento más notorio entre estos dos vecinos es casualmente del que menos se sabe. La denominada “Guerra de los Cuatro Días” comenzó el 1 de abril de 2016 y culminó con un alto al fuego bilateral el 5 de abril, pero poco más es comprobable. Ambos países se acusan mutuamente de haber iniciado las agresiones, y reportan números de bajas y de territorios ganados y perdidos que no coinciden. Se estima que el número total de fallecidos, entre civiles y militares, ronda las 350 personas.
El Conflicto Actual
El 27 de septiembre de 2020, volvieron a producirse enfrentamientos a lo largo de la frontera entre Azerbaiyán y los territorios tomados de Nagorno Karabaj. Las tres partes del conflicto declararon Ley Marcial al día siguiente, y hubo diversas movilizaciones de tropas. Se cree que las hostilidades fueron iniciadas por Azerbaiyán, a fin de tomar los distritos de Nagorno Karabaj de menos elevación, más fácilmente alcanzables que los más montañosos.
Rusia, por su parte, juega un papel complicado en el conflicto. Ambos países solían formar parte de la Ex Unión Soviética y, por tanto, siguen vinculados a ella. Rusia utiliza esto a su favor en pos de mantener a ambas Naciones dependientes de ella, por lo que les vende armas a ambas, pero su relación más estrecha es con Armenia, ya que tiene una base militar allí. Los armenios, sin embargo, no se sienten seguros y respaldados porque saben que Rusia está jugando a dos puntas.
Azerbaiyán, por otra parte, está siendo asistido por Turquía, quien le proporciona armas y armamentos y no está en la posición complicada de Rusia. A Turquía la moviliza, además de la afinidad con Azerbaiyán en base a similitudes culturales y étnicas, el deseo de que su suministro de energía sea independiente del gas natural ruso. Casualmente en Azerbaiyán hay dos oleoductos y un gaseoducto que abastecen directamente a Europa y Turquía.
El conflicto actual, a nivel económico y energético, vuelve a preocupar a la Unión Europea, Rusia, Turquía y a todas las empresas internacionales de gas y petróleo que tienen negocios en el país azerí. El interés general es que la zona se mantenga en calma, cosa que estos días ha probado ser imposible. Ningún oleoducto ni gasoducto pasa a través de territorio armenio ni de Nagorno Karabaj justamente debido a la inestabilidad de la zona, de manera que tuvieron que ser redirigidos a través de Georgia, aumentando varios kilómetros a dichos ductos.
Aunque no parece que Armenia esté considerando ocupar más tierras y eventualmente extender su territorio hasta la ruta de los oleoductos, las partes interesadas no pueden darse el lujo de mirar hacia otro lado, sobre todo considerando la vehemente intervención turca el territorio que tiene virtualmente la llave de la energía europea. Para Turquía, posicionarse de manera exitosa en este conflicto podría significar una carta poderosa a su favor en su pedido por unirse a la Unión Europea.
El 10 de octubre, luego de 10 horas de negociación en Moscú, se acordó una tregua humanitaria en pos de recuperar cadáveres e intercambiar prisioneros, que al 12 de octubre ya se reporta violada por ambas partes, que se acusan mutuamente de haber iniciado las hostilidades y niegan las acusaciones del otro.