Andamios de Benedetti
Para Proyectar Nación
Ildefonso Apelanz (m.s./m.a.)
Dedicatoria
A mi madre, su experiencia me ha sostenido y ha dejado huellas para andar siempre en movimiento y suspendido de mi imaginación, en los ojos de mi hijo, veo sus ojos, veo los míos…
Introducción.
Hace muchos años leí por primera la novela Andamios de Mario Benedetti. Como es costumbre en mi lectura, escribí algunas reacciones, reflexiones y hasta algunas composiciones poéticas articulando las palabras desde la perspectiva del libro. Pasó el tiempo y de mudanza en mudanza, el libro se extravió y quedó perdido en una caja que se lleno de hongos y humedad… Después de varias diferentes “tratamientos” el libro se secó pero los hongos negros y la humedad hicieron sus estragos. Por esos tiempos, mi mamá me trajo, desde Buenos Aires hasta Nueva York, su copia del libro…
Hace poco, ella y yo, entre mate y mate recopilamos las notas de aquel libro gastado y guardado en una bolsa con sal gruesa. Recorrimos el libro y sacamos las hojas escritas de ese entero. Entre los dos, reconstruimos algo de nosotros y algo del libro. Entre los dos, armamos andamios de madre e hijo, entre palabras y mate, entre la inmigración y la distancia, entre los viajes y las constelaciones digitales vamos construyendo nuestra historia en base al diálogo.
Ella se hizo abuela cuando yo me hacia padre… Pero en esa transformación, mi mamá me dió los andamios de los abuelos que no siempre tuve. Me quedan las fotos y algunos recuerdos. Fracciones de memorias… otro tiempo. En esa doble tarea de abuela-madre, en esta doble tarea de padre-hijo nos vamos haciendo más humanos, mejores personas y vamos dejando algo del uno en el otro; y aún más en el destino de mi hijo, de su nieto.
En ese contexto, los andamios que construimos nos acercan mutuamente porque las relaciones se hacen todos los días pero también tienen una historia que las precede y esa historia nunca viene sin conflictos o sin grises.
Quedan plasmadas en estas líneas que siguen esos comentarios iniciales, algunas oraciones posteriores y ciertas modificaciones que me acerco mi mamá durante este trabajo de edición.
Las palabras entre comillas corresponden a Benedetti y son de la novela. Seguramente, son lo mejor que ofrece este escrito. Son los andamios literarios, los andamios que nos ayuden a pensar críticamente.
Gracias y que Dios sea siempre nuestro andamio más fuerte.
Ildefonso Correas Apelanz Octubre 25, 2016. Averill Park, NY.
Escritos en los Márgenes.
16.
Carreteras del océano… puentes de agua… mares corpóreos… la lluvia, la ducha, bañarse, purificarse, desentenderse, olvidarse, ahogarse, perderse… perderse aún más en el inconsciente individual y colectivo, en otros y otras… Mi otro yo… desdoblarse…
Catedral, confesión, nos delata, nos adentra… entrarme en un pedazo de vidrio arrodillado en cuclillas…
Penetrar en el interior del secreto, la (re)construcción del inconsciente… decirlo rápido, a balbuceadas, a sangre, confesar los pecados y beber la sangre, comer el cuerpo… oler lo podrido… El tiempo es interminable, como hablar de lo que inconmensurable… Pasa un segundo, el dolor perpetuo dura un segundo, y otro, y otro…
Mi otro yo me desconoce, se va cabizbajo entre las voces… lentamente… dejando una lágrima, una rata, un cerdo, un asco… mudo.
40-41.
Regar los deseos con agua de sol, agua de lluvia, agua bendita
Las algas del mar con sus perfectas flores
Mi adiós interminable que repite el beso de la costa
El borde, el contorno irregular de los sentidos pecaminosos
Como diaria faena mi adiós interminable
Intenta prevenir lo inexorable del olvido
Angustiado por el paso del tiempo
La herencia de pasear por la arena perdida
Los molinos de viento que abundan en silencios y rumores callados…
Los viento en la arena, la escarcha del frio en madrugada
La bruma congelada en mis labios… mis mejillas…
La repetición del infinito, lo inalcanzable…
Desvanecida de tristeza en su vaivén de marea,
La orilla cae del otro lado del margen
La orilla cae como memoria impertinente
“como fumador empedernido… con zapatos trajinados… imposible distraerse”
Convertirse en un huérfano, falta de andamios
Ausencias y soledades repetidas pero clasificadas diferentes…
51.
Te escribo como si le escribiera a la calma. La calma de saberte, que me sepas, que me enseñes a entregarme, que me leas como leo estas palabras… De hacernos mutuo, mutuamente. Le escribo a tu calma para verte de cerca, para sentirte aún en la esperanza mas aletargada. Le escribo a tu calma para que acompañe mis inciertos pasos nerviosos… Andamios inestables, pasos tercos, andamios precarios que la calma profunda de tu amor, en sus besos de tijera, corta por lo sano, como dicen en mi barrio… Misterios… Tus caricias son misterios, tus caricias de papel fino y ese cuerpo tuyo de plasticola y brillantina, de memorias fragmentadas como collage de primaria que invita con calma a reinventar un collage de cuerpos fraccionados pero enteros, irregulares pero vivos. La calma, tu calma que a veces es pasajera y otras veces es mi transporte se aferra a prohibirme el olvido, y así, en calma, culmino esto que escribo, esta intolerancia a la literatura, esto que apenas lo pienso se desarma mientras se hace lánguida la letra y cae vencida… Andamios para mis letras son tus palabras… Tu calma que se parte en los adentros de este libro…
92-94.
Somos clase media… media híbrida… media descompuesta… media descolorida, como esa media blanca que de tanta lavandina y tantos lavados igual va perdiendo su blancura… media mixta… media Europea, media gaucha y media (india negra)… aunque ya de esto no se habla en una sociedad sin negros… De tanto en tanto vemos detrás del muro algunas cabecitas, las mismas que ves en los diarios y los noticieros, las mismas que roban en la calle… que habrá pasado en 1880 que no pudo repetirse en 1980…
Con un poder sutil pero mutilado en la maduración, la ceremonia de creernos superiores, en la economía del crédito, economía superior que servimos… “compartimos un lenguaje, una etapa de vida, una ansiedad, y también una esperanza, aunque esté deshecha… somos eso…”
Somos exiliados del poder pero prejuiciosos de los pobres…
Somos medios, como media conciencia, media luna y medio sol…
Queremos ser la patria, pero la patria “es ese lugar en que” no estamos porque como podemos estar y ser lo que realmente no somos ni podemos ser.
Sin embargo, en este paraíso mediocre de mi clase media –pobre– y media sin terminar pero con estudios, laureles, y deudas, vos sos mi patria, mi territorio pero no puedo tenerte… Amarte libre, para que seas quien quieras ser, significa no hacerte mía, no poseerte ni poner mi bandera en tu territorio… Volemos…
Servimos un enlace necesario que cuando se torna costoso se amputa con dictaduras extremas…
De otra forma, nos va bien, somos el enlace cómodo y estudioso. De otra forma nos va bien, entre el silencio de una democracia barata y gobiernos que nos representan a medias clases, a medias tintas… De otra forma nos va bien en las extremidades de un imperialismo ajustablemente alcanzable para las casas, los autos, los viajes en cuotas y al exterior… Nos va bien en la contradicción, en la masacre de lo binario que expulsa el dialogo…
Para evitar ver a los de arriba y sentirnos poderosos con el (semi)poder económico pretendido, serruchamos los andamios del otro y mientras lo vemos caer ahí en el fondo, en el margen desdibujado de un contorno más abajo, la soledad de clase nos encima, nos apresura a comprar, a diseñar ese lugar donde estar y no caernos… Andamios de ilusiones…
Estoy perdido y aún en mis mejores días no conozco mi hogar… las llaves me abren puertas que aún sigo sin conocer por dentro…
En mis peores días ya no propongo esperanzas en el mundo… En el mío o el tuyo…
Ni la mentira de escribir sacude mis más intimas turbulencias… Somos huérfanos de clase, desesperanzados, desocupados, sin nuevas revoluciones que regar…
La soledad arrima a la puerta el esqueleto de un capitalismo colectivo, compartido… El esqueleto de Halloween en las puertas de un cultura incomprendida… ¿quiénes somos? ¿qué idioma hablamos? ¿contra que luchamos…?
Andamios para la conciencia social, la solidaridad, el respeto, la comprensión de la causa ajena, el dolor del otro y su miseria que también es la mía… Andamios para el amor, el arte, la forma de expresarnos y vernos, mutuamente el interior…
Andamios para el cansancio de morirnos un poquito cada día sin vernos (en el otr@ y en nosotr@s mism@s…)
96-103.
Te abrazo como abrazo la ausente presencia de tu dolor ultimo y primero… Una tras otra llegan tus sombras trayendo pétalos con pedacitos de tu nombre… Armo tu nombre, la idea de tu nombre, la percepción quebrada de tu nombre para encontrarte…
Una tras otras llegan tus sombras de otros tiempos, pasados y futuros…
Una sombra trae un recuerdo, algunas fracciones de momentos… entre recuerdos aislados comprendo que este es un viaje a mi interior… al buscarte encuentro pedazos míos en lugar de tuyos… Las memorias “emprenden vuelo” en un arranque incomprensible… Las memorias se hacen, inevitablemente lágrimas, mis lágrimas… mis venas abiertas, mis propios sentimientos, esos que oculto y ocultamos; a veces juntos a veces separados… En un arranque perverso, en “la cercanía del mar” en la bruma del lenguaje bilingüe me paso “tanto tiempo… añorando su soledad”, su ceguera, su forma de reírse en las tardes de lluvia copiosa donde “las gaviotas suspenden de pronto sus vuelos en picada y sus desfiles” para mirar su belleza “con curiosidad”.
En un arranque perverso me surge besarla, incontrolable impulso, basta verme en las miserias de añorarla para darme cuenta que estoy besando las soledades que me ha dejado su precaria ausencia en mi devastado cuerpo…
Solo yo, solo vos, inexistentes, te espero del otro lado del rio, alla en el charco que cruzamos, de las orillas que caminamos, la orilla clandestina entre mates amargos y arrugas de sonrisas que apenas si recuperamos…
Te espero entre visitas que no arriban del todo y visillos que ni cierran ni abren…
Por la mitad de luz que recibimos, por ese ventiluz que construimos, vienen los huéspedes que se apropian de penosas hospitalidades…
Aburrido me desplazo a conquistar nuevas soledades, nuevas ausencias, nuevas medias lunas en las noches más frías… Tuyas y mías se sientan con matices nuevas pero están más calladas que en otros tiempos… Como torturado que aprendió a vivir sin vivir, como hijo posible de desaparecido que aprende diariamente a dudar de la realidad, a veces sin alma virgen donde dejar dolores nuevos otras veces con alma madura practicando como evitar que el dolor lo viole por todos los rincones, por los rumores, los pasillos, los silencios y los gritos… Los propios y los ajenos…
Ya sin más intimidad que perder, sin más ausencias que contar, sin días que olvidar o recordar, ya sin ese lugar que era mío, nos encontramos para (re)conocernos… Cada nueva parte de mi cuerpo descubierto, desnudo ante las partes de tu cuerpo, con la luz de la oscuridad y de tus ojos redondos como fuego, me sentí cerca de alguien y cerca mío… Hacer el amor para poder llorar(te) en silencio, en compañía, con las manos sudadas entre los dedos tuyos, saltarines, “¿una piedad profunda ante las señales, para siempre imborrables, en aquel cuerpo que había sido torturado, despojado de su intimidad, violado tal vez?” Nos encontramos desnudos, tan desnudos que somos transparentes, translucidos, como si todo lo nuestro estuviera entero o fuera un túnel de cuerpos abiertos… explorables… una palma sin heridas ni cicatrices, un pasadizo hacia los lúgubres espacios maltratados del pasado… Pero sin secciones… Un pasaje a un continente conocido de memoria pero reconstruido con vos. Con los andamios personales, espirituales, de una psiquis ambivalente y saber que somos un papel de calcar y que a su vez no somos lo mismo… Que somos una experiencia conjunta en este ahora donde nuestros cuerpos se funden para volar pero a sabiendas que somos muchas experiencias pasadas, presentes y futuras… y sin mas, ni que importara saberlo… y sin querer necesitarlo, no sabemos que es lo que realmente somos… y esta bien… esta bien…
Andamios para recuperar la intimidad y gritar fuerte que somos libertad o una prepaga desesperanza asumida por el exilio mental de la tragedia… El exilio que se hace decisión en el olvido y la cobardía del pasado para quedarme y extrañarte para siempre, aunque no te hayas ido… Patria, familia, haces familia mujer mía… Yo no eres ni mía ni de nadie… solo tuya… independiente… Yo un cobarde en América Latina…
Andamios para el cuerpo y para el alma, para la reflexión social y la nostalgia que nos da sentirnos vivos y llorar aunque nos duela… y mejor tener tu mano, palma abierta en mi cara y llorarlo todo en la Vía Láctea… y acá también…
153-161.
Un dios inexistente nos asiste esclavo de utopías y paraísos perdidos y paredones presentes… Convulsionado por el pecado original del primer papa ilustrado, patriarcado universal de una muerte sagrada… “Los muertos están cada día mas dóciles” gracias a la democracia y sus representantes…
La biblia, el bandoneón, el calefón apagado, los militares católicos tomando la comunión de sus pecados y la sangre de Cristo y de los desaparecidos… Los milicos cristianos matan y no son condenados con la biblia en la mano… Los santos y la espada bendecida en sangre podrida y frita, la sangre fría del indio inocente quedó olvidada en los libros de historia, como la tortura y la absolución quedo legalizada con los perdones y el olvido legalizado.
La cruz para los pecados pero no a los pecadores… Lo carnal es mas importante que la carnicería y los gritos del degollado que es escondido y condenado entre cadenas perpetuas de cara al océano, cielo desde el purgatorio al norte volaban los cementerios y el agua que los consumía, desaguadero de aves reciclada al medio ambiente por cuervos de rio… Despojados los cuerpos del delito, nada se puede hacer para controlar el alma de los vivos aunque los muertos dóciles se hundan más y más en los números, sus almas viven en las memorias de los otros, los que quedan, los cuadros, las fotos, el arte, los libros, aun en los espacios vacíos de la cárcel que no contiene a los ladrones de vidas…
Despojados y tirados mar adentro con un dios inexistente que asiste a los que deben ir al infierno, en esta tierra no hay entierros ni lápidas con nombres…
Andamios para el muerto que se ha llevado su nombre en el cuerpo. Andamios para encontrar la paz en una búsqueda inexacta…
¿Como enterrar lo que no esta? ¿Dejar una foto en el cajón… dejarlo ahí? ¿A dónde van los que no están, los que no han aún llegado?
Recuperar l@s desaparecid@s, aparecerl@s, honrarl@s, darles un cuerpo, armar andamios en el cuerpo invisible… Andamios para no dejarl@ sin vida, sin espiritualidad, para los cuerpos fragmentados nos ayuden a buscarnos a vernos a pegarnos de a poco… de a poco aunque tardemos vidas… que en la comunidad de las fracciones, como ese Cristo Roto que va de casa en casa, nos brindemos al entendimiento, aunque no entendamos y que ese percibido entendimiento, sea solamente un abrazo, una comunión de solidaridad donde el Cristo Roto tenga de cada un@ de nosotr@s una parte nuestra…
Recuperar l@s hij@s, las familias, la verdad por mas percibida que sea, la memoria, la historia propia que también se forja en las intersecciones de la historia ajena…
Andamios para nosotr@s mism@s…