Proyectar Nación
Lic. Javier Carrizo
Argentina y su integración con el mundo
Definitivamente no somos una potencia económica mundial, pero si un país lo suficientemente importante para acompañar y participar en procesos geopolíticos y económicos con relativa influencia, obteniendo beneficios a partir de las asociaciones que establecemos con otros bloques y países. Entonces cabe preguntarnos: ¿Qué tipo de relación queremos con el mundo?, ¿Qué alianzas debemos priorizar?
En el año 2013, la Argentina se ubicaba en el puesto 21 según su PBI [1] en comparación con el resto de las naciones de acuerdo a información publicada por el Banco Mundial, relativamente cerca del puesto 16 alcanzado en 1998 durante el auge de la convertibilidad según la misma fuente y sustancialmente mejor posicionados que durante el estallido de la crisis en 2002 donde pasamos a ocupar el puesto 36, mientras todos nos preguntábamos donde fue que nos equivocamos para pasar de ser la estrella del neoliberalismo a estrellarnos con la realidad al corroborar los desastrosos efectos sociales, particularmente en los sectores mas vulnerables.
Durante los años 90 nuestra política exterior consistió en consolidarnos como los alumnos ejemplares del Consenso de Washington [2] y como alumnos ejemplares, a diferencia de otros países que tomaron medidas algo más cautelosas, cumplimos todas y cada una de las lecciones, privatizaciones, liberación total de la economía, desregulación del mercado laboral y endeudamiento externo para equilibrar el déficit. En fin, mucho se ha escrito sobre el tema, y la conclusión ya lo conocemos. Lo que me interesa rescatar es que la decisión Argentina fue estrechar lazos con Estados Unidos y sus aliados, quienes ostentaban el poderío absoluto de la economía mundial por entonces, el G7 [3] (Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá) eran las 7 economías más grandes a inicios de la década de los 90, demasiado tentador adecuarse a un plan propuesto por quienes controlaban el comercio mundial, tan tentador como ingenuo al pensar que la propuesta estaba pensada también en nuestro beneficio.
Un año antes de que se termine el siglo XX, quizás anticipando que un nuevo siglo traería consigo un mundo multilateral, se produce un punto de inflexión, las hasta entonces potencias económicas absolutas, léase G7, observan que varios países emergentes experimentan un crecimiento sostenido de su economía, no precisamente sin inequidades y dificultades, pero si con suficiente peso relativo en el mercado mundial, como para incorporarlos rápidamente en un foro económico de jerarquía. En una conferencia llevada a cabo en Berlín, el día 15 de diciembre de 1999, los Presidentes de los Bancos Centrales y Ministros de Economía, crearon el G20 [4], que sin lugar a dudas, es hoy el foro de cooperación y consultas más relevante, desplazando incluso al G7 que pasó a ser G8 en 1998 con la inclusión de Rusia al Grupo [5]. Curiosamente por ese entonces, nuestro país era aún el alumno excelso del Consenso de Washington, ostentaba una posición de relativa importancia en el mundo económico considerando su PBI y así fuimos invitados a participar de tan selecto grupo de naciones desarrolladas y emergentes. No sería una sorpresa, que si el foro se constituía unos años después no hubiéramos tenido la más mínima chance de ser considerados para formar parte de tan exclusivo organismo, sin embargo, allí estamos para aportar nuestra voz en este nuevo escenario multipolar.
La actualidad presenta un escenario sustancialmente diferente, según datos del Banco Mundial, en 2013 Canadá e Italia abandonan el selecto grupo de las 7 economías más grandes, ocupándolo ahora China y Brasil, y sumado a eso Rusia e India se incorporan en el también selecto grupo de las 10 potencias económicas del planeta. Brasil, Rusia, India y China, definitivamente Jim O´Neill [6] tenía una visión más que acertada cuando definió el acrónimo BRIC [7].
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Analicemos ahora el ámbito regional, organismos de integración como Mercosur, UNASUR, Comunidad Andina, Alianza del Pacífico, ACTO y ALBA [8] proliferaron en nuestras tierras tan ágilmente como lo hicieron las ideologías políticas, intereses económicos y en escasas ocasiones, visiones estratégicas de nuestros gobiernos de turno.
De todo este enjambre emergen con fuerza dos organizaciones claramente contrapuestas, estas son el Mercosur [9] y la Alianza del Pacífico [10]. El Mercosur representa probablemente el proyecto más ambicioso de independencia de las potencias mundiales, en términos económicos y comerciales, pese a todos sus problemas externos, como las poderosas presiones internacionales; y no en menor medida internos, como la corrupción pública y privada, que lo invitan a tambalear casi en forma recurrente. Para fundamentar lo expuesto, entre muchos otros objetivos del Mercosur, me interesa destacar su defensa de los desprolijos pero fundamentales procesos de industrialización de los países que lo conforman. Si bien lo que diré a continuación puede generar aún alguna sorprendente discrepancia en este punto de la historia, ya deberíamos haber aprendido que sin desarrollo industrial, es decir, sin valor agregado sobre la producción primaria, el desarrollo de un país es prácticamente inviable y su suerte queda a la expectativa de precios elevados de las commodities que la nación ofrezca al mundo.
La Alianza del Pacifico, establecida en el 2011, parece ser la resurrección del ALCA [11] , compuesta por México, Colombia, Chile y Perú, este proceso de integración presenta como pieza clave el tratado de libre comercio con Estados Unidos complementada con una visión de comercio con países asiáticos.
Excluyendo a México, que por sus características geográficas, históricas y políticas le permiten un acceso diferenciado de exportación hacia los Estados Unidos, analicemos que sucede con los países sudamericanos que conforman la Alianza del Pacifico en contraste con los dos principales socios del Mercosur en relación a sus exportaciones de productos manufacturados, indicador que ayuda a entender parte del desarrollo industrial de cada país y su acceso a los mercados externos.
En el siguiente gráfico se observa que tanto en Argentina como en Brasil, principales referentes del Mercosur, la exportación de productos manufacturados representa entre el 30% y 40% de sus exportaciones totales, mientras que en Colombia, Chile y Perú, que conforman la Alianza del Pacifico, representa menos del 20%.
El grafico ilustra las ‘Exportaciones de Productos Manufacturados’ (% de las exportaciones de mercaderías) – Fuente: Banco Mundial
Por supuesto que dentro del Mercosur existen importantes asimetrías a resolver respecto de sus miembros con economías más pequeñas (Uruguay y Paraguay), como con los recientemente incorporados o en proceso de hacerlo (Venezuela y Bolivia), sin embargo, ambos organismos proponen modelos con visiones muy diferentes. La Alianza del Pacifico resigna parcialmente el desarrollo industrial interno en pos de pertenecer a un mercado de libre comercio con países desarrollados, los que en contrapartida les facilitan gozar de ciertos beneficios financieros, mientras que los países del Mercosur alientan la defensa del incipiente proceso de industrialización alcanzado, estableciendo aranceles para productos importados extrazona entre otras medidas.
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Sin embargo, si nos apartamos de los aspectos económicos y centramos nuestra mirada en cuestiones estrictamente políticas, es imperioso destacar un hecho en la integración sudamericana que trasciende saludablemente las ideologías o posturas económicas de los gobiernos de la región. En el año 2004, durante la 3ra. Reunión de Presidentes de América del Sur, se redacta la Declaración de Cusco para crear la Comunidad Suramericana de Naciones (CSN) [12], que posteriormente daría paso a la conformación de la Unión de Naciones Suramericanas, UNASUR [13]. Se trató del mayor gesto de integración política de los 12 países sudamericanos en sus 200 años de historia, en una ciudad emblemática, antigua capital y sede del gobierno Inca. No solo su creación fue un hecho trascendental, la actuación frente a diferentes crisis políticas en Bolivia [14] y en otros países [15] evidenció una respuesta inmediata y homogénea, como nunca antes en nuestra región.
La foto es de la sede permanente de la UNASUR – Quito/Ecuador – Fuente: http://www.unasursg.org
Brasil y Argentina tienen un papel fundamental en la integración sudamericana, ¿Acaso existiría la Unión Europea sin Alemania y Francia? Por primera vez en toda su historia estos países decidieron mirar a sus vecinos y sobre todo mirarse entre ellos mismos, en lugar de buscar el beneplácito de las grandes potencias. Ambos tienen la principal responsabilidad para consolidar la integración regional, el primer paso fue dado, UNASUR es una demostración de que al menos en aspectos políticos la integración de Sudamérica es posible. “Mi país es toda la extensión de América” dijo Bernardo de Monteagudo, pilar intelectual de nuestros líderes independentistas San Martín y Bolívar, no creía en un territorio con límites, su sueño era el nacimiento de los Estados Unidos de América del Sur.
¿Podríamos establecer esta integración también en el ámbito económico e industrial? Nuestros gobiernos deberían priorizar está unión. Considerando que es un proceso que excede el ámbito de la política, convocar a sectores de la sociedad con conocimientos técnicos para establecer propuestas y mecanismos viables, parece ser el camino apropiado. Si la voluntad y el consenso político sientan las bases necesarias, dar paso a expertos que trabajen en la complementación industrial y en consecuencia en un sólido desarrollo económico en un mercado conformado por 400 millones de habitantes, con la ventaja extra de poseer enormes recursos naturales, no debería ser una utopía.
Como se destaca al principio del artículo, el escenario mundial es diferente, el mundo multipolar que está surgiendo brinda las condiciones exógenas que facilitan esta integración. No es necesario acatar los dictámenes de una potencia hegemónica, hay nuevos grupos de países que permiten acoplarse a un orden mundial novedoso y los BRICS que son ya una realidad, representan una alternativa de complementación económica saludable.
Nuestro país es un modelo a imitar en relación a la implementación de alta tecnología en el sector agropecuario, sin embargo, Argentina no puede priorizar exclusivamente un modelo agroexportador, tenemos basta historia para volver a cometer el mismo error. El desarrollo industrial es imprescindible, por lo que la complementación con Brasil también lo es para ampliar y complementar nuestro mercado; en consecuencia el Mercosur es un organismo que debe ser fortalecido y ampliado; se debe desarrollar una propuesta con un plan de industrialización, incorporando avances tecnológicos, innovación y calidad que involucre a los restantes países del Mercosur pero también a todos los de UNASUR, ese camino permitirá crear asociaciones comerciales más igualitarias con los BRICS, pero también con la Unión Europea, el NAFTA y otros bloques. Se logró una integración política inédita en Sudamérica, se puede lograr una integración económica e industrial en la región y Argentina junto a Brasil, deben ser los pilares que sustenten las condiciones necesarias para alcanzarla.
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(1) Banco Mundial – PIB (US$ a precios actuales) Ver tabla del presente artículo. http://datos.bancomundial.org/indicador/NY.GDP.MKTP.CD
(2) Observatorio de Multinacionales en América Latina – Consenso de Washington – Bidaurratzaga, Eduardo http://omal.info/spip.php?article4820
(3) No hay un criterio formal para pertenecer al G7, pero los miembros son países con democracias industrializadas y muy desarrolladas. Entre 1998 y 2014 Rusia se incorpora al Grupo, que pasó a denominarse G7+1 ó simplemente G8 http://www.cfr.org/international-organizations-and-alliances/group-seven-g7/p32957
(4) 2015 Turkey G20 Summit – https://g20.org/ – Miembros: Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica y la Unión Europea.
(5) Why the G-8 Should Never Meet Again – Ishaan Tharoor – http://world.time.com/2011/05/27/why-the-g-8-should-never-meet-again/
(6) For Mr. BRIC, nations meeting a milestone – http://archive.fortune.com/2009/06/17/news/economy/goldman_sachs_jim_oneill_interview.fortune/index.htm
(7) VI Cumbre de los BRICS, Fortaleza Brasil – http://brics6.itamaraty.gov.br/
(8) Se mencionan solo aquellos organismos de integración con mayor participación o influencia de países sudamericanos, sin incluir otros más plurinacionales como CELAC, OEA, ALADI y SELA.
(9) Mercado Común del Sur – http://www.mercosur.int/– Miembros: Brasil, Argentina, Venezuela, Bolivia, Uruguay y Paraguay.
(10) Alianza del Pacífico – http://alianzapacifico.net/ – Miembros: México, Colombia, Chile y Perú.
(11) Alianza del Pacifico: ¿Nuevo proceso de integración o extensión del ALCA?. Prof. Uziel Nogueira http://www.dossiergeopolitico.com/2012/06/alianza-del-pacifico-%C2%BFnuevo-proceso-de-integracion-o-extension-del-alca.html
(12) Declaración de Cusco – http://www.comunidadandina.org/documentos/dec_int/cusco_sudamerica.htm
(13) UNASUR – http://www.unasursg.org
(14) Masacre de Pando – http://ciperchile.cl/wp-content/uploads/informe_unasur_final.pdf
(15) UNASUR en la Resolución de Conflictos – TeleSur – http://www.telesurtv.net/news/Unasur-en-la-resolucion-de-conflictos-20150306-0003.html