Dios y l@s cietifíc@s: las palabras de mi hijo para reflexionar sobre el mundo

Ildefonso Correas Apelanz (M.S./M.A.)

para Proyectar Nación


Dios y l@s cietifíc@s: las palabras de mi hijo para reflexionar sobre el mundo

Hoy, durante el almuerzo, mi hijo repentinamente comenzó una historia donde Dios y l@s científic@s estaban trabajando juntos creando cosas.

“Dios esta ayudando a l@s científic@s y l@s científic@s estan ayudando a Dios. No se están peleando papá. Se están ayudando mutuamente para crear todas las cosas que tenemos.»

Así dijo mi hijo de 4 años con una naturalidad que se desentendía de todos los discursos binarios construidos socialmente desde los sectores creacionistas o científicos. En esa conversación, conjugada desde lo más inocente, yo pensaba –mientras lo escuchaba ya abstraído por semejante sentencia– en esas nenas y nenes muertos en las playas de una humanidad desolada que no encuentra respuestas y tampoco sabe hacerse preguntas con franqueza.

IMG_1287Fuente: fotografía del autor.

Mi hijo me hablaba de cómo Dios y l@s cietifíc@s trabajaban juntos sin discutir para crear todas las cosas lindas que hay en el mundo. Estas verdades manifestadas en estructuras sencillas y lenguaje directo, se contrastan con la polarización de los discursos políticos que escuchamos todos los días en los medios y en la gente común en su gran mayoría. Pero se agrega a esa polarización una crisis humana desesperante que magnifica las controversias y reduce la muerte imposible de chic@s a fotos que se vuelven virales en los medios sociales y así y todo, las fronteras no se abren, las visas se niegan, los permisos se cancelan y todo se reduce a al aumento en las especulaciones europeas por las negociaciones de los números de víctimas y la cantidad que se repartan cada estado entre los (quasi)espacios que los estados esquivamente dispongan. ¿Refugiados o fugitivos? Es esta suma de descontentos me pregunto quién nos da refugio al alma.

Después de unos minutos, con mi hijo hilando cabos en una especie de free association exercise, apenas si pude atinar a decir más que algunas palabras probablemente sin sentido. Sin embargo, él se tomó el resto del agua en su vaso preferido y pidió levantarse de la mesa con el mismo tono de siempre. Me dejó ahí, con el estruendo de su historia imaginada haciendo un eco mayúsculo en mi mente totalmente absorta en la perplejidad en la cual se habían montado sus palabras tan inocentes como determinantes. ¿Y si Dios y l@s científic@s trabajan juntos? ¿Y si nosotros trabajamos juntos por un país mejor, una región mejor, un mundo mejor?

El conflicto de los refugiados de Siria tiene un sinnúmero de costados trágicos –si hacía falta más tragedia en el análisis– y pasa por las reacciones de un continente que habiendo sufrido dos guerras mundiales en el epicentro mismo de los iluminados. Europa se olvida de sus conflictos y sus ambiciones colonialistas “Europa no recuerda de los barcos que mandó, gente herida por la guerra esta tierra la salvó” (Gieco, De igual a igual) y sin embargo son los más indefensos los que se mueren sin saber por qué. Los chicos que como astillas de barcos caídos se mueven sin moverse hasta quedarse sin quedarse. ¿A dónde enterramos est@s chic@s? ¿Con quienes lloramos sobre sus manos mojadas? ¿Es que la vida ya no vale ni eso?

Mi nene ya esta camino a la cocina y yo me pregunto: ¿Y si Dios y l@s cietifíc@s realmente trabajaran juntos? ¿Y si las personas fuéramos consideradas seres humanos antes de ser clasificados en categorías de exclusión? ¿Y si en vez de escuchar a unos u otros mientras gritamos/tiroteamos a otros o unos, no nos respetamos y nos ayudamos? Las tragedias que sufren los refugiados de Siria desnudan una estructura de poder político, social y económico en donde lo humano ha quedado extremadamente encarcelado en conflictos ajenos a las personas comunes, eternos y sin sentido? Lo humano ha quedado inmóvil como un pedazo de tabla a la deriva, como una bolsa de huesecillos que ya no importan. Lo humano se ha reducido a fronteras de exclusión que nos definen y nos defienden (¿de qué?). Lo humano, su conducta, no es ni Dios ni ciencia, porque el Dios y l@s cietifíc@s que conozco, al menos los que mi hijo conoce, ese grupo de trabajo, jamás hubiera dejado morir a una criatura porque no tenía papeles de entrada al Edén.

Los mensajes de Dios van y vienen entre las cuatro instituciones religiosas más importantes del mundo pero ninguna de ellas se ha vestido de luto. Las democracias más avanzadas no se han vestido de luto. La tecnología de los países industrializados han reemplazado las relaciones humanas y tampoco se ha vestido de luto. La complejidad de las defensas nacionales, las relaciones diplomáticas y los departamentos de estado, en fin, esas mega estructuras generadoras de descartes geopolíticos y humanos, no se han vestido de luto. Somos nosotros, las personas comunes, que nos vestimos de luto mientras perdidos, tratamos de avistar el funeral. Tal vez sea este hecho, un ejemplo del fracaso de las instituciones que gobiernan los órdenes morales.

Me queda terminar esta oración –y una plegaria– para volver con mi hijo que está en su cuarto jugando con su mente en tantos otros lugares… Me queda esa alternativa, de ver a mi hijo vivo y adentrarme en sus ojos pícaros y pensativos… Dios y los científicos bendigan a esos “adres” y a esas almitas, que despojadas de todo y allá en donde se encuentren, nos iluminen en este oscuro momento.

 

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