
El Presidente estadounidense Obama conversa telefónicamente con el Presidente cubano Raúl Castro desde la Oficina Oval. Al día siguiente se anunciaría que los Estados Unidos buscarían volver a mantener relaciones diplomáticas con Cuba luego de más de 50 años.
(Foto de: Pete Souza – Sitio oficial de la Casa Blanca)
RELACIONES ESTADOS UNIDOS Y CUBA: NEGOCIACIONES POR UNA CUBA LIBRE.
PROYECTAR NACIÓN – ENERO 2015
Ildefonso Correas Apelanz (M.A./M.S.) – Lic. Pablo Andrés Gambandé.
“El problema de Cuba… es un problema nuevo. El mundo no había tenido muchas razones para saber que Cuba existía. Para muchos era algo así como un apéndice de Estados Unidos. Incluso para muchos ciudadanos de este país Cuba era una colonia de Estados Unidos. En el mapa no lo era; en el mapa nosotros aparecíamos con un color distinto al color de Estados Unidos. En la realidad sí lo era.”[1] – Fidel Castro Ruz en la sede de las Naciones Unidas, el 26 de septiembre de 1960.
El mundo del año 1960 fue testigo de un intento cubano de refinar crudo soviético en refinerías de capitales estadounidenses ubicadas en Cuba y de la reducción de la venta de azúcar cubana a su mejor comprador, los Estados Unidos.
Cuestiones que llevaron al enfrentamiento de los gobiernos cubano y estadounidense. Por una parte, el Gobierno cubano nacionalizó el total de las compañías de capitales estadounidenses ubicadas en la isla. Compañías que totalizaban los servicios públicos, la electricidad y la telefonía e incluían parte de los sectores: bancarios, agrarios, petroleros, mineros, azucareros y de comercio exterior, entre otras. Nacionalización o incautación que aún quedan por resolver y suman más de cinco mil demandas en los tribunales estadounidenses.
Ese año, el presidente estadounidense Dwight D. Eisenhower, republicano, conformó y estableció el embargo parcial contra la isla y que posteriormente llevaría a la ruptura de las relaciones diplomáticas entre ambos Estados.
La alternancia, democrática y de partido, llegó a los EEUU en 1961. John F. Kennedy, demócrata, fue elegido presidente de los Estados Unidos. Con él llegaba la Beneficencia Benigna para Latinoamérica pero no significó cambio alguno en la relación entre CUBA y los EEUU.
Mientras tanto, en Cuba, el gobierno de Fidel A. Castro Ruz no tenía entre sus opciones la alternancia del poder político y a partir de entonces, el embargo estadounidense se hizo más internacional y encontró apoyo en casi todos los países europeos y latinoamericanos. A partir de entonces la Unión Soviética fue la aliada política y económica de Cuba entablando una relación comercial desde lo político que se concentraría en la exportación cubana de productos como el azúcar, el tabaco y el ron. De esta forma, Cuba quedó estrechamente vinculada con la Unión Soviética cuya dependencia se iría agudizando conforme el bloqueo se tornara más duro. Como consecuencia de estas relaciones, la isla fue arrastrada al enfrentamiento entre dos sistemas políticos y económicos opuestos que amenazaban con destruirse nuclearmente.
A partir del año 1975 el embargo perdió fuerza internacional, particularmente en Latinoamérica, cuando la OEA levantó las sanciones impuestas en el ’64.
En la década del ‘90 se implementaron nuevas sanciones estadounidenses y europeas. Sin embargo, la mayoría de las Repúblicas que conformaban la URSS, transformadas en nuevos Estados, establecieron relaciones diplomáticas con la mayor de las Antillas.
El día martes 16 de Diciembre de 2014 se produjo la histórica comunicación telefónica entre el presidente estadounidense Barack Obama y Raúl Castro. En dicha conversación, el presidente Obama anunció públicamente la reapertura del diálogo en las relaciones entre su país y Cuba. En palabras del propio Obama, “Change is hard –- in our own lives, and in the lives of nations. And change is even harder when we carry the heavy weight of history on our shoulders. But today we are making these changes because it is the right thing to do. Today, America chooses to cut loose the shackles of the past so as to reach for a better future –- for the Cuban people, for the American people, for our entire hemisphere, and for the world.”[2]. En su mensaje presidencial, Barack Obama propuso un cambio sustancial en las relaciones bilaterales de ambos países, procurando que dicho cambio de la política extranjera de los Estados Unidos con relación a Cuba genere un resultado diferente al logrado por el bloqueo. Es decir, se espera que esta nueva alternativa abra el camino al dialogo y a la posibilidad de una Cuba libre: libre de toda presión para decidir su futuro–incluyendo las presiones políticas que ejercen las diferentes organizaciones cubanas de ultra derecha concentradas en Miami.
Si bien el bloqueo económico no podrá ser levantado inmediatamente –el mismo se encuentra legislado por varias leyes entre las que se destacan: 1) la Ley de Comercio con el Enemigo, 2) Ley de Asistencia para la Defensa Mutua, 3) la Ley de Ayuda Externa, 4) Ley para la Democracia Cubana (Ley Torricelli) y 4) Ley de la Libertad Cubana y Solidaridad Democrática (Ley Helms-Burton). Obama tiene a su alcance, por medio del poder otorgado a la investidura presidencial, varias medidas cuyo carácter ejecutivo no podrán ser contrastadas por la oposición del Partido Republicano que ya se ha manifestado estar en contra de este cambio histórico. Doce puntos resumen este nuevo acercamiento político los que brevemente se explicaran a continuación:
- Restablecer relaciones diplomáticas con Cuba: esto significa tener presencia consular en tierra cubana e incrementar las visitas diplomáticas entre ambas naciones.
- Ajustar la regulación vigente para darle un nuevo dinamismo a los Cubanos residiendo en ambos países: el presidente Obama se compromete a modificar aquello que este a su alcance para la que Cuba pueda vivir en paz dentro de las instituciones democráticas.
- Se incrementarán las facilidades para ir a Cuba desde los Estados Unidos con la incorporación de un total de 12 licencias para los interesados en viajar a la isla. Mas allá de los arreglos familiares y turísticos, se pondrá énfasis en capacitar las medianas y pequeñas empresas cubanas que deseen ampliar y desarrollar la operación de los negocios.
- Nuevas regulaciones para el envió de remesas desde Estados Unidos a Cuba: esta medida incrementará la cantidad de dinero que podrá ser enviado a Cuba –de $200 dólares a $2000 por trimestre.
- Autorización para la expansión de ciertos productos y servicios estadounidenses hacia Cuba: esta medida se enfocará exclusivamente en el sector privado con el objetivo de poder mejorar el sector de la vivienda, agricultura, y las iniciativas comerciales privadas.
- Autorización a la importación de productos cubanos al viajero: este punto posibilita comprar en Cuba y entrar en los Estados Unidos hasta $400 dólares en mercancías cubanas de las cuales no más $100 dólares serán conjuntamente de tabaco y alcohol .
- Se facilitaran las transacciones comerciales entre los Estados Unidos y Cuba: la ejecución de este punto permitirá operar con tarjetas de debito y crédito emitidas por bancos norteamericanos en Cuba lo que incrementara las operaciones turísticas en Cuba por parte de viajeros americanos.
- Se incrementarán las posibilidades para añadir más opciones de comunicaciones entre los propios cubanos viviendo en Cuba y entre ellos y los Estados Unidos. Esta medida promoverá un incremento en el comercio de las telecomunicaciones así como de Internet.
- Se actualizarán las sanciones de empresas norteamericanas actuando en un tercer país para que pueda comercializar con y en Cuba. Lo más importante en este punto es relación a la marina mercante, ya que barcos que hayan operado en Cuba por cuestiones de intercambio humanitario podrán ahora hacer puerto en los Estados Unidos.
- Se reanudarán las negociaciones entre México, Cuba y los Estados Unidos para resolver temas limítrofes del Golfo de México que envuelven a las tres naciones.
- Se revisará la designación de Cuba como un estado terrorista.
- Por último, se la invitará a la Cumbre de las Américas a realizarse en Panamá este año.
Estos vientos de cambios se avecinan no sin estar acompañados por las tormentas que los traen. Las críticas, a favor y en contra, no se han hecho esperar en ambos países. Los disidentes que tradicionalmente han apoyado al embargo se sienten traicionados por Obama según reporta el NY Times. Berta Soler, líder de la Mujeres en Blanco manifestó a dicho diario que “el Presidente Obama cometió un error”. Es más, Soler avisa que “Cuba no cambiará mientras los Castros continúen en el poder. Habrá cambios positivos para el gobierno de Cuba pero no para los cubanos”[3].
Este descontento ya se ha manifestado en varias oportunidades y en este artículo señalaremos dos instancias: la primera sucedida días después del anuncio presidencial en Miami, FL y la segunda se referirá a un evento proyectado pero cancelado en la Habana, Cuba.
El día sábado 20 de diciembre, en la Plaza José Martí localizada en Miami, exiliados e hijos de exiliados cubanos viviendo en los Estados Unidos se reunieron para manifestar su absoluto malestar con los cambios manifestados por el Presidente Obama. De la nota publicada al respecto por el NY Times, caben dos observaciones importantes y una pregunta sagaz de respuesta filosa. En esta marcha de cubanos y cubanos-americanos las voces entrevistadas en dicho artículo representan, en su mayoría, a personas de mas de 65 años de edad. La segunda particularidad radica en la participación de cubanos Republicanos: Carlos Curbelo, Republicano que representa al Distrito 26 de Florida en lo que seria la Cámara de Diputados (House of Representatives); Anitere Flores, Senadora del estado de Florida; y por ultimo Félix Rodríguez Mendigutia, presidente de la Asociación de Veteranos de la Bahía de los Cochinos. Rodríguez Mendigutia participó de la fallida incursión liderada por la C.I.A. en 1961 y cuyo propósito fue derrocar al gobierno de Castro. Como curiosidad, advertimos que el gabinete presidencial cubano tiene un promedio de edad de 75 años. La pregunta que se entreteje es sencilla pero cargada de complejidades: ¿Quiénes realmente representan los intereses de los hermanos cubanos: los ciudadanos norteamericanos de origen cubano o la dinastía Castrista, ya arrugada por el paso de los años?[4]
Desde Cuba, disidentes como la artista Tania Bruguera ya han desafiado el retorno de las relaciones entre ambos países. Bruguera había solicitado permiso ante las autoridades cubanas para un evento a micrófono abierto en el cual expresar la visión de una nueva Cuba. El evento debió haber ocurrido el martes 30 de diciembre a las 15 horas pero el gobierno de Castro bloqueó el acceso a la Plaza de la Revolución en la Habana. Según el diario NY Times, la policía cubana detuvo a varias personas mientras que prohibió la salida de las casas a muchos cubanos que intentaron acercarse a dicha concentración[5].
Es importante destacar que la preocupación en ambos países radica en que la administración Castrista se beneficie económicamente sin que estas mejoras se transfieran a la población. Asimismo, un incremento positivo en la económica cubana no necesariamente constituye una mejora sustancial en dos áreas fundamentales: el respeto por los derechos humanos y la libertad de expresión. Por otro lado, y agravando los conflictos sociales y políticos en la isla, uno podría conjeturar que el incremento en la vida económica de Cuba, sí se traslade a la vida diaria de los cubano y consecuentemente que esto promueva una complacencia política que prolongue así la dinastía Castrista. Sin embargo, los críticos más moderados piensan que una apertura en el diálogo entre ambos países traerá consigo negociaciones que Raúl Castro no podrá rechazar, provocando una etapa de transición más acérrima entre los diferentes actores políticos cubanos de mayor influencia[6].
Relaciones Estados Unidos y Cuba.
La influencia que el embargo de Estados Unidos ha tenido sobre Cuba ha sido contrarrestada a través de la ayuda económica prestada por medio del comercio establecido con la Unión Soviética. Dicha relación comercial transformó a Cuba y obtuvo un crecimiento tal, que entre los años 1965 y 1980 fue considerada una de las economías lideres de la zona del Caribe[7].
Sin embargo, con la reducción de la ayuda económica y comercial provista por la antigua Rusia, el embargo comprometió seriamente la realidad económica en la isla. De esta manera, el bloqueo comercial le ha costado a “Cuba $11.5 mil millones por el periodo de 1960 hasta 1987” [8]. Pero para los Estados Unidos este costo ha sido mucho mayor: “$30 mil millones de dólares por el periodo de 1960 a 1985″[9]. Es más, “se ha estimado que entre 1965 y 1986, el embargo le ha costado a los Estados Unidos cerca de $2 mil millones de dólares en perdidas a las ventas de exportaciones en maíz, algodón, papa, arroz, trigo harina, leche en polvo y aves de corral”[10] además de los puestos de trabajo que no se han desarrollado como consecuencia de los negocios truncos. Más aún, se calcula que el comercio con Cuba le hubiera aportado a los Estados Unidos un estimado de $3.8 mil millones de dólares al año[11].
Al margen de las perdidas económicas, desde ya más que considerables, el embargo provocó un desdén internacional que se agudizó con la ley Democracia Cubana de 1992 (Cuban Democracy Act of 1992) ya que esta medida legislativa “it prohibits all foreign subsidiaries of U.S. companies from trading with Cuba”[12]. Los países afectados han denunciado que la legislación en cuestión no solo compromete el comercio con Cuba y por lo tanto los intereses de las naciones involucradas sino que además Estados Unidos usurpa la soberanía nacional y comercial de dichos países. El embargo provisto por la ley, prohíbe a las subsidiarias de empresas norteamericanas tener relaciones comerciales con Cuba. Esto no solo previene oportunidades de negocios para los capitales norteamericanos sino que paraliza la economía en la cual dichas subsidiarias están localizadas. Estas empresas son forzadas a dejar de competir y por lo tanto el potencial de negocios queda en las manos de otras empresas[13].
Relaciones Argentina y Cuba. (En clave argentina)
Las relaciones entre la República Argentina y la Cuba Socialista no han sido siempre amistosas sino más bien indefinidas y vacilantes por la posición que adoptó la Argentina respecto a la “Cuestión Cubana”.
Cuando Cuba se retiró de la OEA, en enero de 1962, la Argentina se abstuvo de votar y ese mismo año, la Argentina junto a la República Dominicana, cubrió la cuota azucarera que Cuba debía vender a los Estados Unidos.
En julio de 1964, la Argentina, junto al todos los miembros de la OEA menos México, rompieron relaciones diplomáticas con Cuba. La Argentina las restablecería recién en 1973 (Entre los gobiernos de Lanusse y Cámpora).
El año 1974, con la muerte de Perón, se suspendió la exportación de carne a Cuba y en marzo del ´76 se constituyó la Junta Militar como gobierno argentino. Para comprender la relación que el gobierno militar argentino y Cuba, debe comprenderse primero la relación Argentina-URSS y su influencia directa en la relación (buena) con Cuba. Cuba jugó el papel de mediador entre las repúblicas soviéticas y la Argentina y además fusionó las voluntades del bloque soviético y el movimiento de países no alineados para evitar, en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, una condena contra la Argentina por violación a los mencionados derechos en los años 1979 y 1980.
Con el gobierno de Alfonsín (UCR), vuelve la democracia a la Argentina y el país mantuvo la no condena, ante la ONU, al gobierno cubano por violación a los DDHH y a la vez criticó el bloqueo estadounidense.
Posteriormente, el gobierno peronista de Menem realizó un giro respecto a la situación de los DDHH en Cuba y condenó al régimen en las sesiones de la Comisión de DDHH de la ONU en: Marzo del 87, 88 y 89. Más adelante se fortalecerían vínculos del ejecutivo argentino con los sectores anticastristas estadounidenses más radicales como la CANF y otras agrupaciones. Simultáneamente la Argentina acompaño la posición latinoamericana crítica respecto al embargo estadounidense contra Cuba.
En 1997 y 1998 la Argentina pareció moderar su política exterior hacia Cuba intentando funcionar como mediador entre EEUU y Cuba, cosa que los EEUU no aceptaron. A pesar de esa imagen de moderación el gobierno de Menem voto nuevamente, en 1998, por la condena de Cuba en el seno de la ONU por incumplimientos en relación a los DDHH. Situación que se repitió en el año 2000 con el gobierno de la Alianza.
Finalmente, ya con los gobiernos del matrimonio Kirchner -también peronistas-, las relaciones Argentina-Cuba se fortalecieron en lo político y se enmarcaron dentro de lo que se entendería como una diplomacia pacifista centroamericana y respetuosa de los Castros. Durante ese período, tanto el ex presidente Nestor Kirchner como de la actual presidente Cristina Fernandez de Kirchner visitaron la isla y a los Castro.
Conclusiones
Si el primero de enero de 1959 se constituye como uno de los días más importantes en la historia Latinoamericana, el anuncio del Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, el 17 de diciembre del 2014, parece delinear oficialmente el comienzo de una nueva etapa en las relaciones de los Estados Unidos con Cuba y consecuentemente con el resto de Latinoamérica y el mundo. Sin embargo, hay varios obstáculos para que este acercamiento se configure como un entendimiento entre ambas naciones que conlleve la posibilidad cierta de que el pueblo cubano encuentre su camino sin la presiones, ni del Norte, ni desde el propio régimen político cubano. Al respecto, y desde el aspecto político y social, es fundamental resaltar que las influencias que acechan desde los Estados Unidos no están únicamente limitadas a lo económico sino que devienen desde lo social y político también. Estas influencias, primordialmente concebidas y promovidas por sectores poderosos (muchos ya son ciudadanos de los Estados Unidos) establecidos en Florida, deben también reflexionar sobre qué rol tener en un proceso socio-político cuyo nacimiento, carácter y destino debe consolidarse en y desde Cuba para Cuba.
Por lo tanto, este reciente acercamiento cubano-estadounidense debe ser comprendido principalmente desde la esfera de lo político más que desde lo económico. Político porque tendría como fin sentar las bases normativas, principalmente en EEUU, para iniciar el diálogo entre las funciones ejecutivas y legislativas que permitan finalmente pasar a la esfera de una apertura económica que reduzca o elimine la influencia negativa del bloqueo comercial sobre la isla. Ese objetivo tiene como fin la democratización de la isla o al menos tener un sistema autoritario con una economía capitalista al estilo China. El primer paso en ese sentido sería recuperar la diplomacia formal por sobre la presidencial. Es decir, lograr la realización de las comunicaciones y negociaciones a través de los recursos del Departamento de Estado de los Estados Unidos y del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Cuba en vez de emplear canales de comunicación presidenciales. Este primer paso encontraría limitaciones de aplicación inmediata dado el entramado de relaciones de poder entre las funciones ejecutivas, legislativas y más adelante en la judicial estadounidense. El tiempo de diálogo es la clave que determinará el grado de apertura estadounidense hacia Cuba.
Por su parte, la Argentina debería proponerse dos caminos simultáneos para aumentar el bienestar de su pueblo, el cubano y de otros pueblos de la región americana, incluidos el estadounidense. El primero sería aumentar el dialogo e integración bilateral con la isla en busca de identificar oportunidades de intercambio de bienes y servicios con la isla como por ejemplo en el campo del software (el idioma es una ventaja sobre Brasil, Europa y EEUU); de insumos y repuestos para la industria; la modernización y compatibilización del parque automotor cubano y todo lo relacionado a la construcción para recuperar la infraestructura cubana. El segundo, sería un camino multilateral, donde la Argentina fomente el acercamiento y financiamiento a proyectos productivos de países que estén físicamente más cerca de la isla. Fomento que debería ser realizado en una organización internacional gubernamental que no sea la OEA, dado que aún no se dan las condiciones necesarias para que Cuba vuelva a integrarla. Esto último surge dado que el rol de las OIG o grupos de países fueron fundamentales en las votaciones de distintos temas en la ONU. El Grupo Río y los Países no Alineados fueron ejemplo de ello en el pasado, hoy la UNASUR o la CELAC son ejemplos de OIG donde se podría promover el apoyo a la apertura y democratización cubana.
Nuestra posición aboga por la puesta en marcha de un proceso de transformación política, económica y social, cuyo resultado sea la constitución de un gobierno cubano que sostenga y represente los intereses de todos los cubanos. Es menester, entonces, que la injerencias de los Estados Unidos se termine desde todos los ángulos posibles y que el levantamiento del bloqueo comercial no se transforme en otro bloqueo impuesto desde afuera como fue el imperialismo benigno soviético o como lo es el autoritarismo contestatario con el que se manejan algunos sectores políticos cubanos desde Miami. ¿Que pasaría si este diálogo binacional constituyera realmente el cambio positivo que tanto se espera? ¿Qué pasaría con el discurso de los americanos de origen cubano? ¿Más aún, que pasaría con las leyes de inmigración que contemplan al caso cubano como un caso especial y privilegiado? ¿Qué animosidades podrían existir entre los cubanos que residen y viven sus vidas en Miami con aquellos que se han quedado en Cuba? Estas preguntas surgen primero porque son necesarias para continuar con un diálogo sincero y franco entre ambos países. Segundo, porque marginalizar estas cuestiones implica ignorarlas o quitarles el peso político que la realidad impone, sobre todo dada la historia entre Miami y La Habana. Y tercero, porque no se está forjando desde nuestra narrativa la posibilidad de continuar con un gobierno añejo y cuyo discurso revolucionario debe concebirse desde una realidad política, social y económica que difiere de las que sucedieran en 1959. Por lo expuesto, sugerimos una apertura política, social y económica para los cubanos.
Desde este marco de transformación, sostenemos que una nueva forma de gobierno en Cuba es posible y debería ser el legado final de la dinastía de los Castro: ofrecer una alternativa que se forje desde una concepción política única y que refleje las ambiciones gubernamentales de los cubanos que viven en la isla. Mantener el espíritu revolucionario es, de esta forma, no solo la manifestación del legado anti-imperialista de José Martí, sino también y por consiguiente la revalorización del cubano como ser humano capaz de dirigir su destino sin influencias que lo coarten, dentro y fuera de Cuba.
REFERENCIAS:
[1] Discurso pronunciado por el Comandante Fidel Castro Ruz, Primer Ministro Del Gobierno Revolucionario, en la sede de las Naciones Unidas, Estados Unidos, el 26 de septiembre de 1960. (versión taquigráfica de las oficinas del Primer Ministro) – http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1960/esp/f260960e.html
[2] Barack Obama, “Cuba Policy Changes ”, speech given by the President, White House, 12-17-2015, accessed on 1-15-15, http://www.whitehouse.gov/the-press-office/2014/12/17/statement-president-cuba-policy-changes
[3] Associated Press, “Cuba-US Detente Upends Life for Cuban Dissidents”, New York Times, DEC. 29, 2014, http://www.nytimes.com/aponline/2014/12/29/world/americas/ap-cb-cuba-dissidents.html
[4] Nick Madigan, Cuban Exiles at Miami Rally Denounce Obama for Rapprochement, New York Times, DEC. 20, 2014, http://www.nytimes.com/2014/12/21/us/cuba-exiles-at-miami-rally-denounce-obama.html?_r=0
[5]Editorial Board, “The Opinion Pages: Cuba Turns Off Critics’ Open Mike”, New York Times DEC. 30, 2014, http://www.nytimes.com/2014/12/31/opinion/cuba-turns-off-critics-open-mic.html
[6] Associated Press, “Cuba-US Detente Upends Life for Cuban Dissidents”, New York Times, DEC. 29, 2014, http://www.nytimes.com/aponline/2014/12/29/world/americas/ap-cb-cuba-dissidents.html
[7] Kam S. Wong, “The Cuban Democracy Act of 1992: The extraterritorial scope of section 1706(a)”, The Univesity of Pennsylvania Journal of International Business Law 14(4) (1994): 672, https://www.law.upenn.edu/journals/jil/articles/volume14/issue4/Wong14U.Pa.J.Int’lBus.L.651(1993).pdf
[8] Ibidem, Pg. 679.
[9] Ibídem, Pg. 679.
[10] Ibídem, Pg 672.
[11] Ibídem, Pg. 678.
[12] Ibídem, Pg. 652, https://www.law.upenn.edu/journals/jil/articles/volume14/issue4/Wong14U.Pa.J.Int’lBus.L.651(1993).pdf
[13] Ibídem.
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