
PRESIDENTE TRUMP, THYMÓS Y ARGENTINA.
Lic. Pablo A. Gambandé
Proyectar Nación
En Argentina se observa, con distintos sentimientos, la asunción de Trump como presidente de los Estados Unidos. La mayoría de los argentinos tiene preocupaciones más inmediatas que dedicar su tiempo a analizar noticias de política exterior.
Aquellos que sí lo hacen: funcionarios, empresarios, periodistas, académicos y algunos interesados en temas de orden internacional, han ido pasando del descreimiento de la posibilidad que este hombre llegara a la presidencia de los Estados Unidos hasta moderar sus temores al ir aceptando la idea de que ya está en el Poder.
El presidente electo de Estados Unidos (EEUU), Donald Trump hoy es investido en su función ejecutiva y la incertidumbre internacional es su marca distintiva tanto en lo que respecta a sus posibles políticas domésticas como externas.
Esa incertidumbre, como lo menciona mi colega Correas Apelanz en un artículo anterior(1), podría afectar al comercio internacional en detrimento del libre comercio. Las personas, bienes o capitales podrían ver mayores restricciones para su libre circulación por el mundo. Pero esa incertidumbre no solo afectaría el comercio internacional, también la seguridad internacional, en general y mayormente la occidental y de algunos países con fuerte relación con los Estados Unidos en materia de defensa, se encuentran a la espera de “ver que pasa” con Trump y sus deseos. La OTAN y alianzas como la de Japón, Corea del Sur o Filipinas con EEUU podrían verse reducidas o cambiadas.
Algunos hechos relevantes de estos últimos días como el discurso de Xi Jinping en el Foro Económico Mundial, la postura de Inglaterra respecto a la Unión Europea y el deseo de Rusia de fortalecer el comercio bilateral con EEUU son muestras de esa incertidumbre.
Ahora bien, los filósofos y educadores que pertenecen a la idea que actualmente denominamos “civilización occidental” siempre nos aportan algo. Esa civilización que descubrió y conquistó lo que hoy es nuestro país y a la cual, desde el origen de nuestra independencia, aceptamos y rechazamos simultáneamente, es la idea de modelo que nos presentaban de civilización y barbarie en “Facundo” (Sarmiento) y en “Sobre el Porvenir de la Educación” (Nietzsche).
Pero los filósofos griegos se preocupaban de todas las cosas relacionadas a la cultura, incluidos los problemas sociales y políticos. De ellos, quiero resaltar un concepto, que si bien es refutable, lo considero de mucha utilidad para comprender la vida: El concepto de las partes del alma de Platón. Ellas son el Thymos, la Epithemia y el nous, que podrían ser pensadas como la ambición (las pasiones), el deseo (lo concupiscible) y el intelecto (lo racional). Según cuáles partes primen en el hombre se irá definiendo su carácter.
Si pensamos a Trump, él es un hombre occidental y ahora, es un presidente. Se mueve en una democracia liberal. Demuestra su ira, y la ira se origina en la ambición frustrada por deseos no alcanzados. El intelecto sucumbe ante el thymos. Por ello, considero que pensar a Trump desde esta perspectiva nos puede aportar algo.
Como hombre Trump tiene deseos personales, los dice, los grita, y eso es lo que nos permiten conocer algo de su alma, de su espíritu y de su mente. Y lo que vemos es que Trump “ambiciona”, “desea” y tiene “hambre” por ser reconocido.
Por esos mismos deseos, creo que Trump, como presidente, deberá cambiar sus apetitos. Ese cambio necesario deberá hacerlo consciente o inconscientemente dado que logrará ir satisfaciendo muchísimas expectativas personales que como millonario no podía alcanzar. Ahora es una figura pública y alcanzará una cantidad de opinión pública mundial como nunca lo imaginó.
Ha logrado el reconocimiento de suficientes estadounidenses como para llegar a la presidencia, pero desde este momento, como casi cualquier hombre con una función política deberá intentar mantener y aumentar su poder de atracción. Es de esperar que quiera trascender a nivel mundial y ese deseo también lo moderará. La incógnita es saber cómo y cuándo lo hará. Pero dar respuestas o saber descifrar la incertidumbre alrededor de alguien que se mueve y decide por impulsos y donde el intelecto queda subordinado a esos impulsos, es casi imposible…
¿Qué sucederá con la relación Trump y Argentina? Otra pregunta difícil de responder con simpleza pero para la cual disponemos de algunas certezas: Argentina está fuera del mundo geopolíticamente hablando, y eso nos ayuda y condena de muchas maneras. Es una constante que no cambiará con Trump u otro presidente. Las consecuencias propias de Argentina dependen de quién y cómo gobierne nuestro país.
Sin embargo, con Trump, todo aquello que se relacione con el comercio internacional nos afectará, como hasta ahora, en relación a nuestro rol como vendedor de materias primas y luego, de manufacturas y servicios. Otra vez nuestras propias capacidades serán los determinantes de los logros alcanzados en el comercio internacional. Es decir, que Trump arrastre a los EEUU a una “guerra” comercial internacional o hacia un retroceso en las actuales reglas de comercio (liberal) internacional se convertiría en una situación que podría verse como una oportunidad para nuestro país.
Sin embargo, considero que ese hombre logrará hacer una transformación que modere sus apetitos políticos. No solo por él mismo sino por el cargo o por la función que ocupa y que el mundo siga, por estos cuatro años, casi igual al que conocemos hoy.
Me queda siempre una incógnita. Si en este caso, el hombre transforma la función política o la función política transforma al hombre. Es decir, Trump transforma la democracia estadounidense y al statu quo mundial o la democracia estadounidense lo transforma a él y el cambio será más moderado.
(1) ILDEFONSO CORREAS APELANZ: EL NUEVO ORDEN MUNDIAL: TRUMP Y EL ARTE DE LA INCERTIDUMBRE