RUSIA-UCRANIA: ¿Qué sabemos?

Lic. Agostina Salman – Proyectar Nación

Una niña huérfana en un refugio antibombas improvisado en Mariupol, Ucrania. Foto de Evgeniy Maloletka, 2022.

En la era de la sobre información, resulta cada vez más fácil acceder a las noticias y más difícil quedarnos con una verdad. El pasado 24 de febrero, Vladimir Putin anunciaba el “inicio de operaciones militares especiales” en Ucrania, y lo ejecutaba. El hecho no fue un fenómeno aislado o inesperado; los meses anteriores significaron una escalada de conflicto, con miles de soldados y vehículos blindados desplegados en las fronteras, donde también hubo reportes de intercambios de fuego entre ucranianos y rebeldes prorrusos en la región de Donbás. ¿Por qué rebeldes, qué es Donbás? Ahora que han pasado unos meses de la invasión y los periódicos se esfuerzan por tener titulares novedosos al respecto, repasaremos un poco la historia entre ambos países -aun conscientes de que quizás, nunca sepamos todo-.

Lo que hoy conocemos como Ucrania, desde sus orígenes ha tenido fragmentaciones. La diversidad étnica pocas veces logró convivir en paz, sin disputas ni violencia. Visualmente, como muchos de los Estados modernos, parecería una pieza de arte del Kintsugi[i].

La debacle del Imperio austrohúngaro y el Imperio ruso propició la guerra de la independencia ucraniana, durante Octubre de 1917 (parte de la Primera Guerra Mundial). Esto tiene un gran efecto sobre el movimiento nacional ucraniano: el país pasó por diferentes gobiernos de diverso signo en plazos cortos. El optimismo por la construcción nacional conllevó caos y enfrentamientos civiles. Como resultado, en 1921, el territorio de la actual Ucrania terminó dividido entre la Ucrania Soviética y la Segunda República Polaca, que también comprendió pequeñas regiones de lo que hoy es Bielorrusia, Checoslovaquia y Rumania. Desde allí -y antes también- que hubo rusos, o prorrusos en la región, que actúan en contra del movimiento independentista, con el reconocimiento ruso y el envío de armamento para su resistencia.

Bomberos entre los escombros para rescatar a los civiles que estaban en uno de los edificios bombardeados por las fuerzas rusas, BBC, 2022.

Las palabras de Putin, «la operación especial es inevitable», fueron las mismas que usó como agente de la KGB en 2008, para la incursión armada en Osetia del Sur (Georgia), y en 2014, con la anexión de Crimea. KGB son las siglas que responden al Komitet Gosudarstrennoaja Bezopasnosty, el comité de la Seguridad del Estado. Putin fue agente de esta organización de la antigua Unión Soviética dedicada al espionaje y contraespionaje, por eso existen varios documentales y series que hablan de cómo pasó de ser espía a presidente. Desde el 2012 preside los 17,1 millones de km² rusos, y sólo dos años después, se da un punto de inflexión clave en la historia.

El 21 de marzo de 2014​ en Bruselas, se firma el tratado que incluye a Ucrania como parte de la Unión Europea. Y, volveré a citarlo: «la expansión de la OTAN y el desarrollo militar del territorio de Ucrania por parte de la Alianza es inaceptable para Rusia». Para la geopolítica mundial es bastante claro que el control sobre Ucrania es vital para la seguridad nacional rusa. Es su vecino y un gran gasoducto para muchos otros países. Neutralizar la soberanía ucraniana resumen básicamente los mandatos de Putin: el compromiso de que no se adhiera a la OTAN, la no existencia de bases ni armamento extranjero en el país, la anexión de Crimea y el reconocimiento de la independencia de las regiones de Donetsk y Lugansk.

Donbás es precisamente la región de Donetsk y Lugansk, y fue la protagonista de las protestas prorrusas en Ucrania en 2014, tras el Euromaidán o la Revolución de la Dignidad; una serie de manifestaciones y disturbios de  carácter europeísta y nacionalista que terminó derrocando al presidente Víktor Yanukovich, líder de la formación política prorrusa. Los sucesos se desencadenaron en Kiev la noche del 21 de noviembre de 2013, un día después de que el Gobierno de Ucrania suspendió la firma del Acuerdo de Asociación y el Acuerdo de Libre Comercio con la Unión Europea. Esta escalada de conflicto desencadenó en una guerra entre los separatistas prorrusos afiliados a las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y de Lugansk, y el gobierno postrevolucionario de Ucrania. Hasta el inicio de la guerra en curso, el Donbás, o “la región de la carbonería”, era la más poblada de todas las regiones de Ucrania, aparte de la capital, Kiev.

Hombre herido por los bombardeos en Chugúyev, BBC, 2022.

Entender qué es Crimea para los rusos también nos sitúa en 2014, pero amerita un párrafo (o libros) aparte. Su etimología no resulta tan determinante como su valor estratégico para los actores en cuestión.

Crimea es una península disputada entre Rusia y Ucrania, situada en el este de Europa, en la costa septentrional del mar Negro. El Imperio ruso conquistó la península en 1774 en la guerra turco-rusa y la incorporó al imperio en 1783. En la era soviética, la administración de la península pasó de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia a la República Socialista Soviética de Ucrania y, tras la disolución de la Unión, permaneció en la Ucrania postsoviética, estableciéndose una república autónoma en la península, así como un régimen especial para la ciudad de Sebastopol, administrada directamente por el gobierno central ucraniano durante 24 años. Como resultado de aquella revolución ucraniana en 2014 y la subsiguiente adhesión de Crimea a Rusia, la soberanía de la península se encuentra en disputa entre Rusia y Ucrania.

¿Adhesión? Cuando el entonces presidente ucraniano Víktor Yanukovich huyó de Kiev, en febrero de 2014, la Rada Suprema (el parlamento ucraniano) tomó el control del país. Sin embargo, en Crimea, tropas no identificadas tomaron las sedes administrativas y bases militares y designaron a un ruso étnico como nuevo alcalde. El 11 de marzo siguiente tuvo lugar la Declaración de Independencia de Crimea y Sebastopol, por lo que se constituyó la República de Crimea. Tras el referéndum, la península se unió formalmente a Rusia. No obstante, el Gobierno ucraniano reclamó que el acto era ilegal y violaba su constitución, lo que la mayor parte de la comunidad internacional reconoció como violación de la integridad territorial ucraniana. Bielorrusia es el único país aparte de Rusia que considera la península territorio ruso. La realidad es que el mundo ha acordado ciertas normas y reglas de juego después de las grandes guerras, a las que todos estamos sujetos. Este acto sí constituyó una violación a la integridad territorial y soberanía nacional. Al igual que la actual invasión, que arrasa con la vida de civiles.

Fronteras de Kiev evacuando ancianos, mujeres y niños, publicada por la National Geographic, 2022

En julio de 2015, el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, declaró que Crimea se había integrado totalmente en Rusia. En la actualidad, la península está organizada en dos sujetos federales, administrados por Rusia: la República de Crimea y la ciudad federal de Sebastopol. Ucrania solo administra efectivamente parte de la Punta de tierra de Arabat y del Mar de Sivash; sin embargo, sigue considerando Crimea parte integral de su territorio en calidad de República Autónoma de Crimea.

Rusia construyó entre 2014 y 2018 un puente sobre el estrecho de Kerch para conectar Crimea con Rusia; se trata de una conexión de Crimea con la Rusia continental por tierra evitando cruzar territorio ucraniano. Sin embargo, Ucrania ha reiterado a Rusia que desea que Crimea vuelva a soberanía ucraniana, ya que el gobierno de Kiev y parte de la comunidad internacional consideran que la península se encuentra bajo ocupación militar. La postura rusa fue reforzar sus tropas “por presencia militar extranjera” cerca de las fronteras, y el propio ministro de Relaciones Exteriores ruso declaró que los habitantes de Crimea “deben convencer a la opinión pública extranjera de que la incorporación de la península al territorio ruso fue una decisión legítima e independiente”. ¿Será su forma de entender un plebiscito, o el referéndum del 2013 acusado de fraude fue suficiente?

En septiembre de 2015, Ucrania, Rusia y representantes separatistas de Donetsk y Lugansk, firmaron un acuerdo para poner fin a la guerra bajo los auspicios de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), y entra en vigor un alto al fuego. En octubre de 2016, la reunión en Berlín del Cuarteto de Normandía -auspiciado por Francia y Alemania- terminó sin avances. En mayo de 2019 llega al poder ucraniano Volodímir Zelenski, y acuerda con Putin retomar el proceso de paz en Ucrania, y canjean prisioneros. En enero de 2021, Rusia comienza a trasladar tropas a sus fronteras con Ucrania y a la península de Crimea. En abril, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, define el despliegue como «la mayor acumulación de tropas rusas desde la anexión de Crimea». El 23 de agosto de 2021, 46 Estados y organizaciones, entre ellas la OTAN, firman en Kiev la Plataforma de Crimea, en la que Occidente exige a Rusia la devolución de la península. El 3 de diciembre de 2021, se conocen informes de inteligencia de Estados Unidos en los que se evidencia que Moscú prepara una invasión de Ucrania para principios de 2022, según lo publicado en The Washington Post

Una mujer herida a consecuencia de un ataque aéreo ruso en Járkiv, en el este de Ucrania. BBC, 2022.

El año comenzó con reuniones entre los ejes Washington-Moscú, también con presencia de la OTAN, aunque no hubo avances. Poco después, los titulares mencionan alerta de ataque de falsa bandera: un sabotaje ruso contra fuerzas estadounidenses en el este de Ucrania, para atribuírselo a Kiev y justificar una invasión. La madrugada anterior, un ciberataque masivo inutilizó durante horas el sistema informático del Gobierno ucraniano. Rusia envía tropas a Bielorrusia para unas maniobras conjuntas cerca de las fronteras ucranianas. Entretanto, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, tiene un encuentro con el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov. El 29 de enero, Joe Biden afirma que planea desplegar tropas en el este de Europa y países de la OTAN, a corto plazo. El Pentágono cifra los efectivos en 8500 soldados, que se encuentran en «alerta máxima» para desplazarse en caso de necesidad, a raíz de la crisis en Ucrania. El 3 de febrero de 2022, Estados Unidos y la OTAN rechazan firmar un tratado bilateral sobre seguridad en Europa con Rusia, y también cierran la puerta a una futura incorporación de Ucrania a la Alianza Atlántica. Esas eran dos de las principales exigencias planteadas por Moscú para poner fin a la crisis de Ucrania. Macron pide a Putin evitar la guerra, pero el mandatario francés no logró cambiar las decisiones del Kremlin sobre Ucrania. ¿Quizás Merkel sí hubiera negociado?

Una anciana hace una pausa en su huida de Irpin, en las afueras de Kiev, Ucrania. Foto por Vadim Ghirda.
 

El 15 de febrero, el Parlamento ruso aprueba una resolución que insta al presidente Vladímir Putin a que reconozca la independencia de las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk, autoproclamadas repúblicas en 2014. Putin firma un reconocimiento de las regiones de Donetsk y Lugansk como prorrusas, y ordena el envío de tropas rusas a la zona. La reacción de Occidente fue condenar el movimiento anunciando la puesta en marcha de múltiples sanciones a Rusia. El 24 de febrero, pocos minutos antes de las seis de la mañana, el líder ruso hace el anuncio. Solo unos minutos después se registraron enormes explosiones en varios puntos del este de Ucrania, desde Sloviansk y Kramatorsk a Járkov, e incluso en Kiev. El ataque es inminente y el mensaje es claro: Moscú considera a Ucrania parte de su identidad y de su espacio de influencia, y peleará por su control.

Dentro del gimnasio de una escuela en Przemysl, Polonia, una mujer refugiada de la guerra se lamenta en el refugio en el que vive ahora. Foto por Markus Schreiber, 2022.

Zelenski tiene previsto unirse este domingo a la cumbre del G7 para abordar con los líderes del grupo la situación en Ucrania. La fecha del encuentro coincide con el aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial, y reunirá a los líderes de Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Japón, Canadá y Estados Unidos. Los pedimentos de Ucrania para que el extranjero tome partido persisten, mientras muchas otras voces de países cercanos, como Croacia, piden que no haya más intervención extranjera, y que se deje de jugar guerras ajenas en su territorio. ¿Ajenas? Supuestas influencias occidentales en el actual presidente ucraniano, presencia militar de la OTAN, relaciones socioeconómicas con la UE. ¿No es entonces, lo que su pueblo y el presidente electo legítimamente quieren, y encuentran mejor para su bien estar y prosperidad?

Uno de los folletos presentes en la resistencia civil en Kherson, Ucrania, que frenó el referéndum independentista propuesto por Rusia y se opone al uso del rublo (moneda rusa). Infobae, 2022.

Mientras las conversaciones entre Rusia y Ucrania son existentes o inútiles, el portavoz del Kremlin afirma que la «operación especial» librada en Ucrania avanza según lo planeado, después de que el presidente bielorruso, Lukashenko, señalara que «no esperaba que la invasión se prolongara tanto tiempo». Las Fuerzas Armadas de Ucrania dan respuesta de una forma casi inesperada por ellos mismos, y muchos ucranianos despiden a sus mujeres e hijos mientras resisten en sus ciudades. Algunos, como el bajista de la banda musical ucraniana Jinjer, comparten en sus redes sociales videos y fotos de los temblores, las fronteras llenas de los nuevos futuros refugiados, la asistencia humanitaria que llega del extranjero y entre ellos organizan. En esta nueva era, la guerra deja pruebas más fáciles de los crímenes de guerra. Amnistía Internacional lleva cientos de denuncias con videos de contenido explícito, entrevistas hechas a ucranianos, y análisis de pruebas materiales recabadas sobre el terreno, que documentan ataques aéreos ilegítimos cometidos por los rusos, así como ejecuciones, violaciones y torturas a civiles.

La Red de Acción Climática (CAN) considera que la UE se puede desprender del gas ruso definitivamente para 2025 por una senda sostenible, mediante la instalación de más techos solares y bombas de calor, ahorros de energía ambiciosos y un despliegue acelerado de energías renovables. Al mismo tiempo y de forma contraria, el viceministro de Economía de Eslovaquia, Karol Galek, ha asegurado que la prohibición de importar petróleo ruso «destruiría la economía europea», refiriéndose a la intención de la UE de vetar el crudo ruso en el sexto paquete de sanciones que se está preparando desde Bruselas. Haber generado dependencia energética mediante importaciones es parte del pilar de libre mercado y democracias soberanas que promueve la UE, pero tiene sus consecuencias cuando es con líderes como Putin.

Sitio web oficial del gobierno de Ucrania en la actualidad. Imagen de propia autoría, consultar bibliografía para acceder.

Es prácticamente una opinión, o un deseo, hablar del final de esta guerra. Muchos especialistas coinciden en que dejar contra las cuerdas a Rusia es el único camino viable, aunque en el camino crezcan los bombardeos y las amenazas de una explosión nuclear. Hoy, oficiales ucranianos informaron de lo que podría ser un cambio de estrategia de las tropas rusas, ya que se redujeron los ataques terrestres, aunque persisten los bombardeos. La guerra siempre es cara, significa grandes pérdidas también para Rusia, aunque persista en aumentar la agresión militar y de forma excesiva. ¿Seguirá con Moldavia y Finlandia, antiguos espacios que pueda considerar como propios? ¿Qué sucede con el pueblo ruso, cuál es su conocimiento, puede verdaderamente reaccionar o manifestarse? La usina de utopías y distopías que caracterizó a la gran URSS y marcó a fuego el siglo XX, dejó algo y se manifiesta de distintas formas, mediante las voluntades del poder y también del pueblo.

Quizás entender que no hay una real victoria para los pueblos, sólo consecuencias, nos aproxime a la idea del cese del fuego. ¿Ucrania debe ceder el territorio en disputa, desentendiéndose de que la avanzada rusa continue? La UE, Estados Unidos, ¿deben permanecer quietos? ¿Habrá un Pearl Harbor que los haga intervenir de forma directa? ¿Le espera a Putin un final similar al del ex líder libio, Muamar Gadafi? ¿O acabará como en 1905, vencida inesperadamente (en ese entonces por Japón), con un gobierno y un ejército corrupto e ineficiente que propició una revolución local?

Este artículo finaliza como su título, con signos de interrogación. Cuestionarnos siempre fue el primer paso para conocer y escribir nuestra historia.

[1] El ‘kintsugi’ es una técnica centenaria de Japón que consiste en reparar las piezas de cerámica rotas y que ha acabado convirtiéndose en una filosofía de vida. Frente a las adversidades y errores, hay que saber recuperarse y sobrellevar las cicatrices. Las piezas las siguen utilizando o exhibiendo con sus partes quebradas notoriamente adheridas con pegamento.

MATERIAL DE REFERENCIA:

https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional

https://www.telesurtv.net/SubSecciones/news/world/

https://es.euronews.com/

https://www.amnesty.org/en/

http://government.ru/en/

http://www.ukraine.ua/es/

https://news.un.org/es/focus/ucrania

https://www.washingtonpost.com/

https://www.cronista.com/

https://www.infobae.com/america/mundo/2022/

Ucrania. Crónica desde el frente, de Ignacio Hutin

Hambruna roja: la guerra de Stalin contra Ucrania, de Anne Applebaum

Rusia, veinte años sin comunismo: de Gorbachov a Putin, de Jorge Saborido