Trump: Haciendo de ‘América’ un País Grande (y Blanco) Otra Vez

Trump: Haciendo de ‘América’ un País Grande (y Blanco) Otra Vez

Para Proyectar Nación

 Ildefonso Correas Apelanz (M.S./M.A.)


 

“U.S.A., U.S.A., U.S.A. …” cantaban el martes por la noche, en la ciudad de Nueva York, a las espaldas de Donald Trump. El candidato Republicano ganó las primarias en el estado de Nueva York en su partido y de esta forma ha quedado virtualmente, con esta nueva victoria, “coronado” como el candidato elegido por el partido Republicano.

Cerca del final de la película “Piratas del Caribe” ante la presencia del Cap. Jack Sparrow, al verlo llegar el Cap. Barbossa murmura tristemente sorprendido: “No es posible”. La respuesta no tarda en llegar y con su virtuosa picardía (casi argentina) el Cap. Sparrow responde: “No es probable”. La magia de Hollywood y el mundo de la política todo lo puede. Lo que parecía imposible, resultó solo aparentemente improbable: Donald Trump, candidato a presidente. Si atendemos esta premisa como verdadera, entonces hay al menos tres preguntas que son importantes para hablar de la candidatura de Trump y de sus votantes: ¿Quienes lo votan? ¿Qué significa ese voto? ¿Cuáles son sus posibilidades de llegar a la Casa Blanca? Por último y en clave Argentina y Latinoamericana, ¿Qué significaría la presidencia de Trump para Latinoamérica y para el resto del mundo?

En estas hojas y previamente a nuestro análisis de las democracias en Latinoamérica, nos parece importante desarrollar este tema y hacerlo desde Estados Unidos. De esta forma, me convierto, al menos para este artículo, en el representante en Estados Unidos de Proyectar Nación y desde esta perspectiva comentar mi acercamiento al tema.

Desde su llegada a la candidatura presidencial, se vió a Trump como un narcisista envuelto a su propia imagen y en el deseo de ser el centro de atención de estas elecciones. Check! Sin dudas y volviendo a repasar la cantidad enorme de discursos conflictivos y llenos de contradicciones, Trump logró su objetivo. La pregunta que todos se siguen haciendo es ¿cómo lo hizo? Para eso hay que hacer un análisis importante que no por nada comienzan con el cantito “U.S.A.” o el eslogan “Making American Great Again (Haciendo América un País Grande Otra Vez)”. Es importante considerar esto en el análisis porque nos va a servir de punto de partida para este ensayo de opinión, en el cual sostengo que Trump promueve una plataforma política que invoca un Nacionalismo histórico (1950s) de corte autoritario, etnocéntrico y enmarcado dentro del “U. S. White Nationalism (Nacionalismo Blanco de los Estados Unidos”. Este nacionalismo es normativo porque ubica a la raza anglosajona, caucásica y por ende en este contexto moderno, la blanca, como la que normaliza y regula al resto de las relaciones humanas y desde la cual se genera el nombramiento del otro: el negro, el latino, el hispano, el musulmán, el gay, la mujer, y/o la lesbiana, por mencionar solo algunas construcciones sociales de categorías humanas.

Esto es importante porque la mayoría de las diferentes encuestas pronunciadas en relación a los seguidores de Trump indican que todos son ciudadanos nacidos en los Estados Unidos, de estos, su gran mayoría es blanca, en general piensan que la mejor etapa de sus vidas fue durante la década del 1950, previo al movimiento de los derechos civiles y la Revolución Cubana, de tilde autoritario y con una fuerte noción a pensar su relación con el otro desde la perspectiva personal de los Estados Unidos en los 1950s.

Matthew MacWilliams predice en su articulo de la Revista Vox (feb 23, 2016) que los votantes de Trump tienen una tendencia a valorar la idea de conformar sus vidas dentro de un orden donde se protejan las normas sociales y donde el otro es siempre un extranjero del cual debemos estar precavidos. Desde esta postura, el voto autoritario se da hacia líderes agresivos que apoyan políticas que salvaguardan lo normativo y excluyen al que no se asimila dentro de esas normas culturales. De aquí que el autoritario tenga una visión etnocéntrica de la vida, y que valore una etapa histórica en particular como los años de la década del 50s.

“Todo Tiempo Pasado fue Mejor…” ¿Por qué los años 50s?

Esta década es la era que materializa la idea del “Sueño Americano”. Es la década que vio crecer a la generación de baby boomers. La clase media y baja experimentan un incremento en su nivel de vida y por ende en la calidad de la misma. Es el periodo de oro para la industria automotriz, las líneas blancas y los electrodomésticos. La radio se afianza y la televisión se transforma en masiva. La población se agranda generando un mayor nivel de demanda lo que aumenta la oferta y los salarios. Se da un incremento en la construcción de viviendas y de aquí se proyecta la generación de los suburbios: la casa propia, con terreno y habitaciones es una realidad para una gran mayoría. También es el período en el que se inicia la Guerra Fría y con ella la persecución política de los comunistas. Sin embargo, este reflejo de la sociedad contiene una sola experiencia como normativa, la blanca. La raza negra continuaba siendo excluida de la nación.

IMG_2180Es decir, hacer de ‘América’ una ‘Nación Grande Otra Vez’ no se consume sin las problemáticas raciales de un país que históricamente ha medido sus avances sin incluir en el costo, las implicaciones y consecuencias de los mismos. Por eso es importante, para los seguidores de Trump volver a los 50s, al periodo previo a lucha de los derechos civiles. La paradoja de esto es que el sistema democrático de los Estados Unidos queda construido dentro de un sistema racista, capitalista y pletórico donde la justicia social es mínima y en dentro de una complejidad política tal que Trump, una persona extremadamente adinerada, se posiciona como representante de los intereses políticos, culturales y económicos de quienes luchan contra el “establishment” político del partido Republicano. Más aún, estos individuos, que en su mayoría han sabido trabajar y ganar un salario digno para mantener una familia, se han visto afectados por las políticas neoliberales implementadas desde la década de 1980 y que han transformado la economía de los Estados Unidos convirtiéndola en una economía de servicios. Los trabajos en la manufactura de productos fue movida fuera de los Estados Unidos mientras que la crisis producida por el neoliberalismo en Latinoamérica produjo un flujo importante en la cantidad de indocumentados que se han insertado en la nación del norte. Todos estos cambios han sido difíciles de sobrellevar y solo se han pronunciado aún más debido a medidas que en su mayoría surgen de gobiernos de tendencia económica liberal, como los promovidos por el Partido Republicano.

Es importante destacar que los seguidores de Trump, al margen de las caracterizaciones establecidas, no son un grupo totalmente homogéneo y por lo tanto este análisis se encuadra como un trabajo teórico fundamentado en las variadas encuestas producidas pero que no se construye como un acercamiento sin contradicciones. El hecho que las clases media y baja voten a un millonario que se constituye, a pesar de su dinero, como la oposición al liderazgo tradicional y establecido en Washington D. C., solo por no ser un político de carrera, –¿suena familiar esta formulación?– es paradojal. Al mismo tiempo, existen Afro Americanos y Latinos o Hispanos, además de mujeres, que apoyan a este candidato. Si bien son un fracción mínima, han votado por él. Esto no es tan enigmático ya que existe una minoría de gays y lesbianas que forman parte del Partido Republicano porque, a pesar de la retórica cristiana anti-homosexual, a estos individuos les parece más importante políticas fiscales conservadoras por sobre las políticas sociales que tienden a promocionar un proceso de asimilación y homogenización de la población (blanco – heterosexual).

¿Trump Presidente?

IMG_2173La pregunta entonces es: ¿Puede Trump convertirse en el próximo presidente de los Estados Unidos? Sí, esto no es imposible que suceda. Trump tiene dos obstáculos. El primero es su propio partido y el nivel de cohesión que se fomente a la hora de asignarle a Trump la candidatura. En este punto existen varias barreras que podrían fraccionar al Partido Republicano de manera profunda. Por una lado, tenemos a Kasich y como los candidatos fuertes del liderazgo “establishment” del Partido, quienes podrían unir fuerzas mediantes sus delegados para derrocar a Trump al momento de votar en la Convención Nacional Republicana. En tal sentido ya hay posibles estrategias para que esto pueda darse aunque a medida que Trump sume delegados, las mismas se van deshilachando. Por otra parte, todas las chicanas hechas y por hacer no hacen más que incrementar el sentimiento antagónico de la población republicana contra el “establishment”. Desde esa perspectiva, Trump es el hombre del pueblo (republicano). Esta tensión también esta instalada entre Bernie Sanders y Hillary Clinton donde el primero aparece como una alternativa al establishment demócrata y de Wall Street. La Sra. Clinton, en este esquema, pertenece a una tradición política que la vincula con su esposo, el ex presidente Clinton. De todas maneras, Hillary Clinton es el otro obstáculo a vencer por Trump. El triundo de ésta en el estado de Nueva York le asegura como a Trump la llegada a la candidatura. Si bien es cierto que Clinton no previó el apoyo que Bernie Sanders ha generado y por ende la lucha que se ha desarrollado durante esta campaña, lo cierto es que ha conseguido la cantidad de delegados para hacerse del triunfo IMG_2174en la convención del Partido Demócrata. Clinton tiene una mayor respuesta de las minorías por méritos propios y por deméritos de Trump. Por otra parte, Trump no ha logrado posicionarse como un candidato que aparezca sensato a todos los que se ubican como más moderados o los indecisos. Sin embargo, es una persona de negocios y, públicamente o no, el área comercial y financiera del país conoce y vislumbra este importante aspecto como un aspecto positivo de este candidato. Sin embargo, Trump continúa repitiendo en su discurso que él va a traer los trabajos que se fueron de vuelta a los Estados Unidos. Dependiendo de cómo se desarrolle la materialización de este discurso será la posición firme o no tanto de las partes afectadas por un movimiento político-económico como este.

En clave Argentina y Latinoamericana.

Trump y su política exterior continúa siendo un enigma. Por una lado aparece como un negociador neutro entre Israel y Palestina mientras que por otro está dispuesto a cortar relaciones con los países musulmanes. A los mejicanos como iconos de la inmigración latinoamericana a los Estados Unidos, los va a deportar a todos. Mientras que los trabajos que se han ido volverán nuevamente a los Estados Unidos.

Creo que más allá de estas contradicciones, Trump va a asegurarse el mejor negocio para él y por lo tanto para los Estados Unidos. Que esto refleje una mejora en la vida de quienes lo están votando, será para ser evaluado posteriormente. En el tipo de clima político-económico que vive la Argentina, un Donald Trump podría aparecer más como un dolor de cabeza que una alternativa comercial viable para la Argentina. Si su estilo de negociar no se altera, la gente que sale a laburar todos los días, se va a tener que preocupar en Argentina y en el resto de nuestra Latinoamérica fundamentalmente porque negocios con Trump, cuya visión del resto –de l@s otr@s– es de menosprecio, pueden transformarse en nuevas formas de colonización y corrupción vía acuerdos bilaterales que transfieran recursos económicos al norte sin beneficios para la gente. Como dijo Atahualpa Yupanqui: “Las penas y las vaquitas se van por la misma senda. Las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas.”

No cabe duda que este estilo de presidentes, autoritario, agresivo y egocéntrico no es nuevo en nuestras tierras pero es ciertamente peligroso con el poder de la Casa Blanca.


Como siempre, queda este espacio final abierto al debate, los comentarios, y las preguntas de nuestr@s lector@s. Envie sus palabras a i.apelanz@gmail.com

Muchas Gracias y seguimos con la idea de Proyectar una Nación para tod@s.


 

Referencias

Nteta T. and Schaffner B. (March 5, 2016). New poll shows Trump supporters more likely to fear a majority-minority U.S. The Washington Post.

Ozan Kalkan K. (Feb 28, 2016). What differentiates Trump supporters from other Republicans? Ethnocentrism. The Washington Post.

Irwin N. and Katz J. (Mar 12, 2016). The Geography of Trumpism. The New York Times.